Sao Paulo.- La crisis hídrica que desde el año pasado golpea la región sudeste de Brasil, la más rica y poblada del país, cada vez se agrava más sin soluciones a corto plazo para garantizar el abastecimiento de agua, lo que también encendió la alarma frente al suministro eléctrico.
La última semana del mes comenzó ayer con situaciones delicadas en los embalses que abastecen las ciudades de Sao Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte, las mayores regiones metropolitanas del país, informó Efe.
En Río de Janeiro, el reservorio de Santa Branca, el segundo del sistema del río Paraíba do Sul, que desde el vecino Sao Paulo abastece ese estado, llegó el domingo a su “volumen muerto”, como se conoce la última reserva técnica de los embalses.
El primero de los embalses de ese sistema, el Paraibuna, ya había entrado a operar con su “volumen muerto” el pasado 21 de enero y el último viernes el gobernador Luiz Fernando Pezao descartó la posibilidad de racionamiento de agua para paliar la crisis.
No obstante, su secretario de Medio Ambiente, André Correa, no descartó esa medida de racionamiento para el final de los próximos seis meses, en caso de que no se presenten lluvias en abril.
En el vecino Minas Gerais, estado cuya capital es Belo Horizonte, el panorama no es diferente y algunos de los embalses no reciben precipitaciones desde hace más de un mes.
Belo Horizonte, una urbe de 5 millones de habitantes en su área metropolitana, también comienza a tener problemas en el suministro de agua.
Las autoridades de Minas Gerais estudian implementar medidas como las de bonificaciones por ahorro y multas por aumento de consumo, como las adoptadas desde el año pasado por Sao Paulo, el más rico y poblado de los estados brasileños, que atraviesa por su peor crisis hídrica desde 1930.
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