MÚSICA
(Plácido Domingo Embil; Madrid, España, 1941). Cantante de ópera español, uno los más destacados tenores del panorama operístico del siglo XX. A los pocos años de nacer se trasladó con su familia a Latinoamérica, donde sus padres, cantantes de zarzuela, tenían que realizar una gira en la compañía de Moreno Torroba. Finalizada la gira, en 1950 decidieron quedarse en México, donde se formaría el futuro tenor.
El pequeño Plácido asistía a las funciones en que actuaban sus padres, por lo que el mundo de la música pronto se le hizo familiar. A los cinco años salió del teatro tarareando el intermedio de El caserío que acababa de escuchar. Mientras cursaba sus estudios primarios empezó a estudiar solfeo con el maestro Manuel Barajas y subió varias veces a interpretar papeles de niño en algunas obras. Aunque su voz todavía no estaba formada, comenzó a cantar zarzuelas como barítono.
Su temperamento le llevó, en los años siguientes, de una actividad a otra: fue jugador de fútbol, quiso ser torero, intervino en comedias musicales, acompañó a cantantes en salas de fiestas y recibió alguna que otra oferta para hacer cine. Su amigo Manuel Aguilar le sugirió que probase suerte en la ópera, y aunque pensaba que no tenía voz para ello, Plácido aprendió varias romanzas y dio una audición en la Academia de la Ópera de México.
Tras proseguir su formación en el Conservatorio de la capital azteca, en 1961 llegaría su debut como protagonista en Monterrey, en el papel de Alfredo en La Traviata; en ese momento comenzó una fulgurante carrera que le llevaría a los principales escenarios del mundo. El pia-nista hebreo mexicano José Cahan le informó que en el Teatro de la Ópera de Tel Aviv necesitaban un tenor, una soprano y un barítono; Plácido habló con su mujer, Marta Ornella (también cantante), y juntos marcharon a Israel el 21 de diciembre de 1962. Aunque el contrato era por seis meses, permanecieron dos años y medio. El tenor participó en 280 funciones y su esposa en 150, hasta que ella abandonó la carrera en favor de su marido y su familia. De la estancia de Plácido en Tel Aviv arranca su repertorio y su consolidación como tenor.
A partir de entonces recorrió las óperas de todas las capitales del mundo. Consi-derado como uno de los grandes tenores de su generación, ha interpretado más de ochenta y cinco papeles operísticos diferentes. Placido Domingo tiene el don de dar gran realismo a sus interpretaciones y su voz posee gran belleza y color. Zeffirelli dijo de él que “es un equi-librado artista dramático que canta”. Ha destacado en los grandes roles de su cuerda del repertorio francés (Carmen, Sansón y Dalila, Werther) e italiano (Don Carlo, Otello, Tosca), cultivando con espe-cial fortuna en la década de 1990 el drama wagneriano (Tannhäuser, Lohengrin, Par-sifal). El poeta (1980), de Federico Moreno Torroba, Goya (1986), de Giancarlo Menotti, y Divinas palabras (1997), de Antón García Abril, son tres de las óperas que ha estrenado.
En asociación artística con Luciano Pa-varotti y José Carreras, actuó en numero-sos macroconciertos, bajo el epígrafe “Los Tres Tenores”. A partir de 1973, y cada vez con mayor frecuencia, se dedicó también a la dirección de orquesta. Su formación musical es muy completa, y es maestro en todo aquello que tenga que ver con el mundo de la música: asesora teatros, organiza grandes eventos, interviene en películas, cultiva géneros ligeros. Ha protagonizado incluso la versión cinematográfica de algu-nas operas (La Traviata, Otello, Carmen). En el teatro de la Maestranza presentó en 1992 su versión de Un ballo in maschera, de Verdi; ese mismo año participó también en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona.
Recordemos algunas de sus memorables interpretaciones:
Ay Jalisco, no te rajes. Granada, de Agustín Lara. Tú me haces falta. Brindis de La Traviata, en interpretación de “los tres”: Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Carreras
Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/domingo_placido.htm ARGENPRESS
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