A nueve años de gobierno

El Presidente del Estado se sintió más satisfecho porque su posesión originaria fue nuevamente en Tiwanaku y no en la capital de Bolivia. Tiwanaku es la madre de la cultura y civilización andina preincaica aymara, de ahí el nombre de Taypy Kala (piedra del centro). Ese día Tiwanaku recibió a más de diez mil visitantes. En el área de los Andes se dan los rituales y ceremonias ancestrales andinas, celebrados alrededor de sahumerios.

En nueve años de gobierno de Morales y el MAS, se emprendió una transformación del aparato económico, político y social orientado a la nacionalización de hidrocarburos, recursos estratégicos y la redistribución de la riqueza a través de proyectos de envergadura, entrega de obras, bonos, incentivos, dotación de servicios básicos a las poblaciones más alejadas del país. Llevó a Chile a la CIJ en demanda de nuestra salida al Pacífico con soberanía. Ningún Gobierno anterior se atrevió a tomar esta decisión.

Dejó atrás el nombre de República de Bolivia, optó por el Estado Plurinacional fundado el 22 de enero de 2010 y para disgusto de la curia, la fe católica fue eliminada de la Constitución. Somos Estado boliviano laico.

Se advierte en la máxima autoridad del país propósitos de mayor empeño en su nueva gestión 2015-2020, para potenciar la economía, fortalecer el comercio, diversificar el aparato productivo, promover la productividad, aunque hubo falta de empeño en su equipo ministerial, por lo que el Presidente confesó que “desconfía de los ministros, le mienten”; pero nadie renunció. Ciertamente, la Cancillería no tiene estrategia de política exterior responsable y seria. La diplomacia es ingenua e ineficiente. Carecemos de buenas relaciones con países vecinos. Los embajadores del Estado están como en el exilio dorado, no son diplomáticos de carrera. La designación a dedo es inconveniente.

Se debe aplicar medidas de urgencia ante las dificultades en la gestión pública; la subvención a los carburantes es un cáncer para Bolivia. Se requiere programas productivos, políticas de desarrollo, ante la falta de soberanía y seguridad alimentaria. El país importa productos de primera necesidad y frutas por el abandono de sembradíos que hiciera el politizado campesino, obligado a concurrir a asambleas, foros, encuentros, cumbres. Hay una burocracia campesina dominante, aunque se advierte que ponchos y polleras no resaltaron en el manejo de la cosa pública. Los Yungas paceños abastecían de variedad de frutas, ahora esas tierras se convirtieron en grandes sembradíos de coca, muchos para el narcotráfico. Faltan políticas de desarrollo rural.

El Ministerio de Economía y el Servicio de Impuestos Nacionales, ente represor, exige pago puntual de tributos, clausura pequeños negocios, pero cocaleros, cooperativistas mineros, comerciantes que mueven grandes capitales y campesinos no pagan impuestos al Estado. Eso es discriminación.

El Jefe del Estado expresa continuamente “hemos llegado a Palacio para toda la vida, no estamos de visita. El MAS para siempre”. Ello sería aceptable si Bolivia dejara el subdesarrollo, potenciara el área económica, reimpulsará y promoviera la productividad agroindustrial en el oriente, levantara el veto a exportaciones y recuperara el ATPDEA. Se necesita proyectos económicos y sociales, apoyo a productores, seguridad jurídica, empleo formal ante el alto nivel de desempleo, dar preferencia a educación y salud, revolucionar el Órgano Judicial con hombres probos y éticos, aplastar la corrupción (fortuna sospechosa a costa del pueblo), contrabando, disminuir la burocracia estatal, acabar con el nepotismo, frenar la inseguridad ciudadana, criminalidad, desterrar la pobreza y otros.

Si se hicieran realidad estos anhelos nacionales, con seguridad el pueblo reconocería esta gestión de 14 años y sería escrita en las páginas del bicentenario de Bolivia.