Saúl L. Pereyra R.
Constituyen operaciones diplomáticas muy novedosas las que en el actual mundo de post guerra fría practican algunos gobiernos, entre ellos Estados Unidos, cuya maniobra ha desconcertado al mundo entero y que no puede pasar desapercibida para los analistas políticos, tan acuciosos que no se les escapa ni el menor viraje en la marcha de los acontecimientos. El viraje del gobierno de Barack Obama en relación con Cuba no deja de ser interesante, aunque parece repetición de otros anteriores y desde que un intelectual americano publicó, décadas atrás, el célebre libro “El americano feo”.
La cuestión actual consiste en que la crisis económica que pasó Estados Unidos en los años recientes, empezó a ser superada, mientras la economía de la isla de los hermanos Castro llegó a su mayor nivel de crisis y su naufragio final era ya algo evidente e inminente.
Entonces, en ese preciso momento, el presidente Barack Obama lanzó a Cuba comunista una tabla de salvación que empezando por la próxima apertura de relaciones continuará con algunas medidas que culminarán con la suspensión del bloqueo económico que dura alrededor de cuarenta años y que el mismo Obama dijo que “no había servido para nada”.
La cierto es que Obama dictó esa medida como una especie de reacción al haber perdido las últimas elecciones parlamentarias y, como tal, procedió a aproximarse a los hermanos Castro, lo cual significó en gran medida prestarles un balón de oxígeno en medio de una agonía terminal, apoyo político, recursos financieros, etc., sin los que el enfermo estaría condenado a salir de terapia intensiva con los pies por delante.
La solución balsámica ya era conocida en La Habana, donde en los primeros años de vida el régimen castrista sobrevivió gracias a la ayuda ilimitada de la Unión Soviética, que no recibió retribución alguna, hasta que la potencia comunista se vino abajo aparatosamente, dejando a Cuba en la estacada y moribunda.
Pero, en momentos tan dramáticos, la Isla caribeña encontró una providencial tabla de salvación: el chavismo venezolano, que le proveyó durante casi veinte años de los recursos para sobrevivir, sin más retribución que servicios de inteligencia camuflados de médicos, profesores, técnicos, y otros.
Pero, de súbito, la ayuda venezolana de vino abajo y Cuba volvió a quedar desamparada y al borde de la zozobra. Esta vez era la vencida. Pero, justo en ese momento, el presidente Obama se acordó de la crisis cubana y no vaciló en lanzarse al agua para salvar al náufrago que daba los últimos manotazos de ahogado.
Ahora, la isla cubana y su régimen decadente y que sólo pudo sobrevivir gracias a ayudas externas, podrá sobrevivir un tiempo más mordiendo la mano de quien le proporciona el pan del día y considerado “el nefasto imperialismo”, mientras, por otro lado, deja a sus aliados del sur en el ridículo y obligándoles a tirar por la borda todas las lecciones que les había impartido, empezando por Che Guevara. Mucha agua correrá todavía bajo los puentes porque el asunto no ha terminado, pues recién está empezando.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |