Por falta de bocas de tormenta
Alrededor de cinco calles que rodean a la Universidad Pública de El Alto (UPEA) se inundaron ayer luego de una lluvia esporádica debido a la carencia de bocas de tormenta.
Ante esto, el estudiante Juan Huanca protestó por la falta de trabajos de prevención en el lugar, lo que ocasiona que vecinos y estudiantes se vean obligados a “mojarse hasta las rodillas” para cruzar de una vereda a otra.
Una intensa lluvia que duró menos de 15 minutos ocasionó que varios estudiantes, docentes, administrativos, comerciantes y vecinos no sólo deban permanecer bajo resguardo, sino que trasladen sus materiales a otras calles ante la inundación de sus calles, con lo que se demostró que las vías no aguantarían chubascos leves ya que llegan a rebalsar los canales que desembocan a pocas boca de tormenta instaladas en la avenida Juan Pablo II.
Si bien en la zona la preocupación de inundaciones temporales, genera preocupaciones momentáneas, estas aguas desembocan en distritos periurbanos como el D-7 u otros donde los vecinos llegan a vivir por inmediaciones de ríos, que desde la creación de esta urbe no están canalizados.
“Cuando la lluvia dura más tiempo o ésta llega con granizada es grave, las calles son ríos y la corriente es fuerte, en varias ocasiones cuando se inician las clases de colegios, son los niños, quienes corren el riesgo no sólo de mojarse, sino de ser arrastrados por esas aguas, que ocupan toda la acera y hasta se entra en las tiendas o casas”, explicó Marcelina Calisaya, vecina comercializadora de la zona.
Mientras esto ocurría, un grupo de 25 estudiantes buscaba guarecerse debajo de los toldos de las vendedoras de comida que se instalan en inmediaciones de esta casa superior de estudio, el sacrificio fue en vano porque la lluvia incluso ocasionó que el toldo de plástico llegue a ser constantemente sacudido derramando gran cantidad de agua por sus esquinas, ante el riesgo de que dichos toldos cedan por el agua que estaba acumulándose sobre el plástico.
“Nosotras tenemos clases hasta el mediodía y estábamos haciendo hora y de pronto la lluvia nos ha empapado y ahora no nos queda otra que retornar a nuestras casas, porque así mojadas es imposible que pasemos clases, las aulas son frías. Todo por sacar las fotocopias que nos indicó el docente”, afirmó Marina Layme, postulante a la carrera de Psicología en el curso vestibular de la UPEA.
Mientras que otras personas vecinas de la zona estuvieron con sus escobas y gomas para poder sacar el agua que llegaba al interior de sus tiendas y puertas de calle, las cuales se ubican en muchos de los casos por debajo de cinco centímetros de lo que se acumulan las aguas de lluvia.
“Estamos al pendiente porque si el agua se entra a los cuartos o inunda el patio, nuestras cajas de alcantarillado muchas veces llega a saturarse y como no tenemos la posibilidad de que nos ayuden de manera inmediata, como vecinas evitamos que estas aguas se acumulen hasta donde podamos”, afirmó Silvia Mamani, vecina de la zona.
Para la vecindad que habita la avenida Juan Pablo II y las calles adyacentes de la Universidad Pública de El Alto, las inundaciones que enfrentan en temporada de lluvia son frecuentes ante la ausencia de canales de desagüe o bocas de tormenta.
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