Irineo Choque Cahuana
La educación inicial, primaria y secundaria en nuestro país siempre ha estado sujeta a propuestas desarrolladas en otros contextos y realidades diferentes a lo que vivimos los bolivianos y bolivianas.
En la actualidad, la educación boliviana pasa por momentos muy críticos, porque no hace mucho se dejó sin efecto la Ley 1.565 (Ley de la Reforma Educativa), con resultados nada exitosos y por otra parte fue aprobada la nueva Ley 070 (Ley de la Educación Avelino Siñani – Elizardo Pérez), como una propuesta en la búsqueda de soluciones rápidas y muy desesperadas a las problemáticas educativas que se presentan hoy en nuestro país.
El Estado Plurinacional tiene la necesidad de implementar una política educativa que pueda responder a la idiosincrasia, contexto, derechos, ideales e historia de sus pueblos y culturas. Que la escuela y otras instituciones educativas sean centros que impulsen una cultura de aprendizajes enmarcados primordialmente en dar atención adecuada al niño(a), porque “tiene libertad para escoger y decidir sus actividades y proyectos, sin que esto signifique una libertad sin límites”. Según experiencias reales, los niños captan y aprenden mejor cuando ellos realizan las actividades que más les gustan o interesan, por lo que su participación es bastante activa y muy constructiva.
Es importante desarrollar un diseño curricular propio, contextualizado, considerando la realidad que vivimos actualmente. Una educación que esté orientada al desarrollo cognitivo del estudiante con enseñanzas activas, críticas de manera creativa, reflexivas, con un trabajo que fomente la autonomía, cooperativas y comprometido hacia logros de sus retos propuestos. “El currículum jamás debe constituir una armadura rígida, sino permitir una constante y flexible adaptación a los intereses y necesidades del niño, al mismo tiempo que a las posibilidades variables del medio”.
Necesitamos una educación centrada en las necesidades y formas de aprendizaje de los estudiantes, a partir de los diferentes contextos socioculturales que tenemos en el país. Porque la realidad social, económica, cultural y política de nuestras diferentes regiones es variada y para esto es necesario conocerla a fin de articular la propuesta verdadera que necesitan nuestros estudiantes a nivel nacional, departamental, regional y local. Y es que el “Eje central de la programación es responder a las necesidades sociales de un entorno social concreto”.
Haciendo un poco de historia, encontramos que en las escuelas tradicionales se daba mucha importancia a la transmisión de conocimientos de manera lógica y mecánica. Sin embargo, en la corriente constructivista se dio mayor énfasis a lo psicológico y sociológico en las actividades escolares. Por todo esto y las posiciones excluyentes, ambos aportes son necesarios, si buscamos articular y extractar todo lo bueno que tuvieron en sus concepciones, para alcanzar en mejor nivel una propuesta de diseño curricular para estos tiempos.
La planificación de un diseño curricular debe partir no sólo tomando en cuenta el currículum base, regionalizado y diversificado propuesto en la Ley 070 Avelino Siñani – Elizardo Pérez, sino es importante determinar el nivel de madurez de los estudiantes del nivel inicial, primario, secundario y superior, respetando la individualidad y madurez, sus ritmos de aprendizaje y de manera gradual en cada uno de los niveles, enfatizando la investigación y la producción escrita.
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