Agenda de los trece puntos con Chile:
La reunión coyuntural entre los presidentes de Bolivia y Chile, Evo Morales Ayma y Michelle Bachelet, durante la Tercera Cumbre de Celac; en Costa Rica, reposicionó aparentemente la “Agenda de los 13 puntos” que entre 2006 y 2010 acercó y enfrentó a las cancillerías de ambos países por el neurálgico y estratégico “punto 6”, cuyo fondo histórico contempla la temática marítima.
La fugaz reunión Morales-Bachelet fue suficiente para generar un nuevo escenario diplomático y político en el tratamiento de la Agenda de los 13 puntos, pese a la durísima posición del canciller Heraldo Muñoz, seguidor de la clásica política de Estado respecto al Pacífico que, incluso, sobrepasando sus atribuciones en niveles de mando constitucional, desautorizó a la propia mandataria Bachelet, al excluir una vez más el debate sobre el punto 6.
El punto 6 vale y muchísimo más que los doce restantes pues, mientras el seis compendia la aspiración y los objetivos bolivianos de retorno al Pacífico, los otros restantes podrían ser calificados como puntos secundarios y no vitales para la existencia y desarrollo del Estado boliviano.
OTRO MUNDO
En el primer decenio de este Siglo XXI ha cambiado la situación internacional en favor de Bolivia, cuya imagen logró la presidencia pro témpore del G77+China; abrió la posibilidad real de su ingreso a la organización Mercosur; la posibilidad de presidir la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), el 2018 y, en este quehacer, suscribir la esperada reapertura de relaciones bilaterales con Estados Unidos.
Bolivia ocupa en la actualidad, un sitio de cierta preferencia en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, factor político que sin duda coopera políticamente, a la hora de las negociaciones bilaterales como ocurre, en nuestros días, con el acercamiento Morales-Bachelet.
Se hace imposible en América Latina y el mundo, sobre todo para la Cancillería de Chile, mantener la política bélica de 1879 respaldada en la fuerza de las armas y no en el Derecho Internacional.
Más allá de slogans y de una política basada en la tesis geopolítica de las fronteras móviles, es imprescindible para Chile, como nación vecina, abordar positivamente la temática boliviana –sin olvidar el punto 6– con el objetivo económico y político destinado a una buena vecindad; a una vecindad hermana y no montada en un potro desbocado que implica negativas como ofrenda a una Política de Estado anclada en el Siglo Diecinueve y que en nuestra etapa es incomprensible, además de injusta. (Clovis Díaz de Oropeza F.) (clovisdiazf@gmail.com)
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