La presidenta argentina, Cristina Fernández, arremetió ayer contra el poder judicial, advirtiendo que no permitirá que “le digan que se calle la boca”, y llamó a los argentinos a transitar en “paz” hasta las elecciones de octubre, en su primer acto oficial en un mes.
Arropada por gobernadores, funcionarios y militantes, evitó mencionar abiertamente al fiscal Alberto Nisman, quien murió de un tiro en la cabeza en circunstancias dudosas el pasado día 18 tras denunciarla por presunto encubrimiento de terroristas iraníes.
No obstante, el caso de Nisman, que responsabilizaba a Irán del atentado de 1994 contra la mutua judía AMIA, estuvo en el trasfondo de sus críticas contra el poder judicial y en sus advertencias para evitar que conflictos de “remotos países” puedan salpicar a Argentina.
“Nadie desde otro poder le puede decir a la Presidenta que se calle la boca y no hable. Voy a hablar todas las veces que quiera hablar”, advirtió en un discurso transmitido en cadena nacional.
La Presidenta ha sostenido que la muerte de Alberto Nisman se enmarca en una conspiración para desestabilizar a su Gobierno y ha llegado a apuntar la mano negra de los servicios secretos. (EFE)