Entre cartas, poemas y cuentos
Compartiendo diálogos conmigo mismo
En los días oscuros, me injerto de versos,
para que las noches clareen el alma
y los días amanezcan con el plácido deseo de ser.
En los días claros, me alimento de silencios,
para que las sombras clarifiquen el pulso
y los crepúsculos despunten con el anhelo de vivir.
Tan necesario como el aire de cada día,
son los efectos del níveo afecto,
sin el cual hasta el mismo aliento se adormece.
Evitad los desconsuelos, que todo pasa,
llegará el día en que todo será poesía,
sólo hay que tener el valor de existir por ella.
Si el pan de cada día es importante,
lo armónico es fundamental
para conquistar la vida y reconquistar la luz.
Alcanzaremos el tiempo en que todo será manso,
en que después de meditar sobre el camino,
diremos que somos lo que amamos día a día.
Diré que no me espanta fenecer en un momento,
lo que me asusta es hacer de los días un infierno,
y lo que me desespera es morir hoy sin poder amar.
Ama un solo día y tu vida habrá cambiado.
Tal vez algún día dejen a los enamorados,
rehacer su propia vida, renacer en su propio ser.
Necesitamos ser abrasados por el amor.
De lo contrario, unos morirán de frío
y otros agonizarán de pena con la pena hacia sí.
Quizás la dicha no sea nada más que un sueño,
y el dolor una realidad que jamás nos abandona.
Rara vez duerme, únicamente se cura con la muerte.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
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