Incentivo económico para bachilleres

Señor Director:

A partir de la gestión pasada, el Presidente del Estado ha otorgado un incentivo económico de mil bolivianos para estudiantes del sexto de secundaria de cada unidad educativa que obtengan las dos mejores calificaciones, sean ellos/ellas de institución estatal o de convenio. Es indudable que la intención del mandatario es incentivar el estudio y la autosuperación y también que los estudiantes entren en competencia para conseguir los mil bolivianos.

La primera duda sobre la pertinencia de esta medida viene de que no se trata de un incentivo para que cada estudiante se supere por sí mismo/a, sin entrar en competencia. Con el incentivo económico, no se trata simplemente de estudiar más y de superarse, sino de hacerlo mejor que los/las demás, de competir. Claro que esto no es novedad, en casi todos nuestros colegios y escuelas hay esa competencia y se reconoce al primero o primera de la clase, pero ahora se añade un reconocimiento económico (nada despreciable). Parece que soy el único confundido o despistado al respecto de esta temática, y sigo dando importancia al horizonte del “Vivir bien”, en el que no se trata de competir ni de ganar, sino que se busca armonía, equilibrio, complementariedad y recuperación de valores. Pero no deja de ser el horizonte definido por la actual Constitución Política del Estado y por tanto es criterio esencial para analizar lo que hacemos gobernantes y gobernados. Es a partir de ahí que me pregunto si este incentivo responde al Vivir bien, o es más bien el típico horizonte del desarrollo, en el que predomina la lucha por la acumulación de ventajas individuales.

Pero el incentivo está premiando un único factor de la vida estudiantil, que es el rendimiento intelectual; además, en los hechos, se reduce con demasiada frecuencia a un rendimiento intelectual formalista, concentrado en la capacidad memorística de los/las estudiantes de los colegios.

Prof. Juan Calle Quenta

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