Dos temas están muy claros en el comportamiento de la economía nacional de los últimos cinco años. El primero, la necesidad de producir más alimentos, tanto para el consumo interno como para la exportación. El segundo, las elocuentes cifras sobre importación de alimentos que han crecido de 671,3 US$ millones el 2011 a 740,4 US$ millones el 2013, en volumen en miles de toneladas las cifras corresponden a 4523,8 y 5386,5 para los mismos años. Por tanto, si como se proclama a los cuatro vientos se desea avanzar en la denominada seguridad alimentaria y diversificar la economía, ambos aspectos están muy relacionados.
Para ello, se planteó una reunión CAO – Gobierno, con el objeto de trabajar una agenda conjunta que encarase los dos aspectos señalados en el primer párrafo.
Ya en 2013, en un encuentro del sector productivo cruceño , el presidente de IBCE, en el encuentro “agenda patriótica Bolivia 2025 y acuerdo productivo por Bolivia 2025”, en su discurso inicial planteó: “En la gestión pasada se produjeron 15 millones de toneladas de alimentos y eso nos ha permitido hasta ahora ser autosuficientes en la mayoría de los productos que forman parte de la canasta familiar, pero si lo que se busca es triplicar esa producción al 2025, es necesario crear y consolidar un Plan de Desarrollo Agroalimentario, en el que se incremente la producción y se la diversifique aún más. Este incremento, además de consolidar plenamente la soberanía alimentaria en el país generaría enormes excedentes y con ello ingentes cantidades de divisas por las exportaciones a ser realizadas, las que se incrementarían veinte veces en términos de volumen.
Si se trabaja de manera coordinada se puede desarrollar estrategias claras para ampliar el gran potencial agrícola que hay en el campo y así, se podrá mejorar la productividad; también está la industrialización de las materias primas ya que “sin industria no hay país” y por último se debe hacer una mejora drástica en cuanto a infraestructura, logística y el transporte para así poder exportar más”. (Fuente: Revista Comercio Exterior, No. 214, 2013).
A las anteriores palabras habría que añadir la importante generación de empleo que generaría el incremento de la producción agropecuaria.
Pero la reunión que en principio se tenía programada para el 3 de febrero como fecha para la cumbre agropecuaria “Sembrando Bolivia”, planteada por el Gobierno para enfrentar el impacto de una posible crisis por la caída del precio internacional del petróleo, aparentemente ha quedado diferida, sin fecha aún clara.
El viceministro Aruquipa agregó que mientras Morales no fije otra fecha para el evento previsto en Santa Cruz, el trabajo organizativo continuará con los pequeños productores y el sector empresarial.
En Santa Cruz, los sectores que integran la CAO dejaron de trabajar con los equipos técnicos del Gobierno y ahora debaten a nivel interno las propuestas que llevarán al encuentro.
Unos días después los ejecutivos y técnicos de seis de los 10 sectores productivos se replegaron a trabajar en sus respectivas sedes y esperan una nueva convocatoria para unificar criterios y conciliar con el Gobierno las urgencias para relanzar el sector productivo. Desde el Gobierno se manejaba el 6 de febrero como fecha límite para la presentación de propuestas, lo que significaría una aceptación tácita del cambio de fecha. Uno de los temas surgidos que contribuyó a diferir el encuentro ha sido el pedido del sector cocalero del Chapare para ser partícipe de la reunión.
Hay que desear que este importante encuentro no se cancele, por el bien de Bolivia.
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