Por Clovis Díaz de Oropeza F.
EL DIARIO (Especial). Cuando nos referimos al Manantial Silala no sólo afirmamos que es parte de una riquísima cuenca hidrográfica de aguas fósiles, ubicada en la provincia Sud Lípez, departamento de Potosí; también especificamos que el Silala, por su connotación histórica, es el eslabón de una larga cadena de proyectos antinacionales nacidos antes de la Guerra del Pacífico, renovados año tras año, década tras década hasta nuestros días, por la codicia externa y la complicidad de algunos connacionales.
El manantial Silala es parte de una cuenca hidrográfica de 70 kilómetros cuadrados; contiene más o menos 100 manantiales activos “de cada uno de los cuales brotan aproximadamente dos litros de agua por segundo”, según el historiador chileno Cástulo Martínez.
Está ubicado al sur de nuestro país, entre las hojas cartográficas a escala 1: 250.000, SF-19-11 y SF-19-07. El área se encuentra entre los mapas editados por el Instituto Geográfico Militar (IGM), en las hojas número 5828-2, 6028-3, 5927-1 y 6027-4, en cuyas cartas el Silala está clasificado como manantial y no como río de curso sucesivo. En la cartografía, intervinieron especialistas de renombre internacional.
En el entorno del Silala existen grandes yacimientos de azufre y, en el orden de prioridades, en los cerros que rodean al histórico manantial están plomo, zinc, cobre, plata, hierro, manganeso, uranio, tierras raras, litio y los no metálicos en cantidades industriales. El suroeste potosino, a 30 kilómetros del Silala, también contiene gas y petróleo, de acuerdo a seguimiento científico nacional.
GEOPOLÍTICA
Para estudiosos de los siglos Diecinueve y Veinte, la Geopolítica obedece al “maltusianismo”, al “darwinismo social”, al racismo y a la insuficiencia de un espacio territorial y casi siempre, está relacionada a la geofagia, como ocurrió con la injusta invasión de Chile al territorio boliviano en febrero de 1879.
Tomás Roberto Malthus (1766-1834), sacerdote y economista inglés, autor del Ensayo sobre el principio de la población fue el primero en plantear que mientras la población se reproducía en proporción geométrica, los alimentos se daban en proporción aritmética. “La población, crece mucho más rápidamente que la producción de medios de vida. Por lo tanto, había que abstenerse del matrimonio. El hambre y las epidemias benefician a la Humanidad” sostuvo Malthus.
El darwinismo social, corriente de boga en el Siglo Veinte, utilizó las teorías biológicas de Charles Darwin, La lucha por la existencia en la naturaleza fue aplicada al papel del Estado, lo mismo que la desigualdad social como factor inmutable.
El sociólogo alemán Oswald Spengler, “que se consideraba el auténtico heredero de un Nietzsche mal comprendido, predicaba a su público que el hombre era una fiera”. (ver La dictadura alemana, Karl Dietrich Bracher, Alianza Editorial, 1975).
Entre la Primera y Segunda Guerra Mundial surgieron teorías que, si bien flotaban en el ambiente de siglos atrás, dieron en ese período de las grandes guerra, forma a nuevos conceptos estratégicos, entre ellos, concebir el factor geográfico como un espacio vivo, capaz de crecer y expandir sus límites históricos, más allá de las fronteras establecidas.
Karl Ernst Haushofer, general alemán, profesor de geopolítica, fue uno de los ideólogos que más contribuyó a esta materia, incluido el concepto del “espacio vital”. Es decir, el acaparamiento de un nuevo espacio vital pondría remedio a la creciente explosión demográfica y a la falta de recursos naturales.
Con los años, la teoría del espacio vital amplió sus horizontes para concebir cualquier territorio, como posible a ser invadido bajo la excusa de supervivencia nacional. Apoderarse de un territorio ajeno y de sus recursos naturales: el “núcleo vital” ha dejado de ser en los hechos, una posibilidad; es una realidad que nos remonta, a los bolivianos, al 14 de febrero de 1879 y por supuesto a la indebida e ilegal utilización de las aguas del Silala por Chile.
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