Pacto en carnaval

Fue una demostración de humor la que hizo el presidente Evo Morales, fiel al carnaval, en la primera reunión del Consejo Nacional de Autonomías, para decir a quienes lucharon y creyeron en esa causa, que todo fue solamente una broma.

Fue una manera de preguntar a todos: ¿Quién, en su sano juicio, podría haber creído que jamás, nunca, el gobierno actual iba a acceder a las autonomías y al Pacto Fiscal?

Pero, por favor, ¿quién les ha trastornado el entendimiento?

Y comenzó la enumeración de los obstáculos. Primero fueron mencionados cinco nuevos pasos y luego tres más, en el curso de pocas horas.

Eso de las autonomías se va pareciendo a un espejismo escurridizo. O a una carrera de obstáculos en la que las vallas son cada vez más altas y la meta es alejada conforme avanzan los competidores.

Entonces llegaron los argumentos de humor:

- No puede ni siquiera hablarse del Pacto Fiscal si no está presente mi ministro de Economía.

- Tenemos que reformar la ley de autonomías para incluir a mi ministro, lo que nos tomará entre uno y dos años.

- Ah, y perdón por los seis años de demora que llevamos en este propósito. Es sólo mi culpa.

- Pero además, cómo vamos a hablar de Pacto Fiscal si no están presentes las organizaciones sociales, que tampoco figuran en la Ley de Autonomías.

- Sólo el gobierno central puede combatir a la pobreza, porque los regionales no tienen la menor idea.

- El gobierno central debe crear empresas, como Papelbol, Cartobol, Enatex, Karachipampa, Guaracachi, dignas de figurar entre los mejores ejemplos de gestión pública. Y también YPFB.

Fueron revisados algunos principios ideológicos en el afán de negar las autonomías y el Pacto Fiscal. El vicepresidente, seguramente sin recordar que veinte días antes, el 22 de enero, había dicho que el actual gobierno tiene como meta acabar con el Estado e implantar el reino de las empresas comunitarias, dijo que el Pacto Fiscal es un concepto neoliberal que se propone “aniquilar el Estado central”.

¡Descubrió que el “proceso de cambio” coincide con el neoliberalismo en el propósito de destrucción del Estado!

Mejor no nos hagamos tantos líos. Recordemos que es carnaval. Y que nuestros gobernantes no tienen por qué olvidar al rey Momo.

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