Bolivia: Emporio mineralógico

El Ingeniero minero Jaime Villalobos Sanjinés, doctor en Geología en Chile y en Geología avanzada en Alemania, describe que el territorio de Bolivia es equivalente a un emporio mineralógico, pero que no se lo aprovecha adecuadamente. La excesiva declaratoria de Reservas Fiscales y la falta del Estado de Derecho, para garantizar inversiones nacionales y extranjeras, conspiran contra la intensiva exploración y explotación minera.

El Ing. Villalobos ha sido el conferenciante invitado por el Círculo de la Unión, con motivo del Almuerzo de Confraternidad que realiza el primer viernes de cada mes, con disertaciones de especialistas.

La importancia del tema, desarrollado bajo el título “Los Desafíos de la Minería Boliviana” y la vasta experiencia y prestigio profesionales del disertante, atrajo a numerosa asistencia, entre socios, diplomáticos, invitados e interesados en la minería.

Bolivia es un país minero por excelencia, todos los departamentos tienen recursos de este género. En la región Oriental, en lo que se identifica como Precámbrico, se registran numerosos afloramientos mineros, en la extensión de casi 300 mil Km2, consistentes en rocas cristalinas, metafórmicas y otras. Guardan similitud con la riqueza minera de Canadá y Brasil. Varios de ellos de categoría mundial.

En la Occidental, que abarca el espacio andino, se cuenta con yacimientos de plata, plomo, zinc, cobre, oro, antimonio. En las dos regiones se tiene yacimientos hidrocarburíferos.

Aparte del inmenso salar de Uyuni, en total se tiene 20 de ellos, con depósitos evaporíticos en el sur del país. Aunque de menor calidad que aquél, puede explotarse litio, potasio, bismuto, magnesio y otros. Se dispone también de seis depósitos secundarios de oro y estaño en Pando, Beni, Santa Cruz, La Paz, Potosí y Tarija.

El monumental Cerro Rico de Potosí, descubierto en 1532, con la plata que produce desde entonces hizo posible el empuje y brillo de la época del Renacimiento en Europa. Financió las guerras de los Habsburgo en Flandes, Francia, Alemania, Italia y en el mar Mediterráneo contra el Gran Turco, ahora Turquía.

Los “palagos”, desprendimientos de las vetas del Cerro Rico, están situados a la profundidad de un kilómetro de la superficie. Se los identifica como las minas Diablo, Paleosuco, San Antonio, Potosina, Santa Rita y Huacajchi.

En la actualidad, sobresale la excepcional producción del yacimiento minero San Cristóbal, en Potosí. Inició operaciones entre 1994-2000. Produce alrededor de 1.300 toneladas métricas por día de concentrados de zinc-plata y 300 toneladas métricas de concentrados de plomo-plata. Su producción anual es de 600.000 toneladas de concentrados.

Entre colas y desmontes, sólo la Comibol informó que contaba en 1985 con 428.727.278 toneladas. Sus contenidos eran de estaño, plata, plomo, zinc, bismuto y cobre.

Los principales afloramientos de oro en el Precámbrico Oriental están situados en San Ramón, San Simón y Don Mario. En Santa Cruz se halla, asimismo, el portentoso yacimiento de hierro del Mutún, que, además, cuenta con depósitos secundarios de oro y estaño.

El Ing. Villalobos ofreció también una relación histórica de la minería precolombina, del coloniaje de España y de la República.

En esta última, entre 1900 y 1942, se produjo el surgimiento y auge de la minería del estaño. En manos de los llamados tres Barones del Estaño (Patiño, Hochschild y Aramayo), llegó a generar el 80% de las exportaciones y cubrir el 45% de la producción mundial.

En 1972 existían en la región occidental 5.240 concesiones mineras, de las cuales 2.200 estaban activas. Comibol operaba 25 importantes distritos mineros y varias fundiciones, con 27.000 trabajadores.

En la segunda mitad del Siglo XX, trabajaban entre 20 a 30 empresas privadas medianas y pequeñas, con 14.700 trabajadores. Las cooperativas mineras daban ocupación a 22.800 personas. En total, la minería brindaba 72.000 empleos directos y 180.000 indirectos.

Contribuía con el 60% de las exportaciones, lo que significaba el 14,4% de los ingresos fiscales y aportaba con el 8,1% al PIB (Producto Interno Bruto).

Sin embargo, en ese período, la situación de la minería se tornó peligrosamente frágil. Con la crisis internacional de la minería, ocurrida a mediados de 1980, el vital sector económico-social de Bolivia entró en profunda crisis, por factores internos y externos.