Varios anuncios de perforación de pozos para 2015-2016 por las estatales de hidrocarburos muestran la necesidad de reponer el ratio de reservas/consumo en gas natural, principalmente.
Hoy, en plena caída de precios del barril de petróleo, urge que los dirigentes del Estado boliviano sean mucho más creativos y proactivos en buscar inversiones.
Habría que ver además nuevamente números, mercados y volúmenes para los dos proyectos más importantes que tiene el país: la planta de industrialización de gas-química en Bulo Bulo y el siempre anhelado desarrollo de la siderurgia en Mutún.
Obviamente con bajos precios de petróleo se hace más complicado convencer a capitales externos -que son siempre muy hábiles buscando mejores oportunidades financieras y rendimientos- se hace más complicado que vengan a Bolivia. A los capitales externos les gustan países sin mucho tropiezo y con marcada estabilidad.
Se debe volver a ver cómo atender compromisos externos y mercados internos, teniendo en cuenta que el principal financiador de procesos de exploración/producción/refino/transporte y de industrialización por lo menos en este quinquenio definitivamente será el Estado boliviano y seguramente con alguna porción financiera no tan importante desde el sector privado.
No olvidemos que a todo esto se debe añadir el tiempo: se requiere mucho tiempo para diseñar, promocionar y ejecutar proyectos energéticos. Hablamos de muchos años. Tiempo ido es, entonces, tiempo perdido.
2017 y 2019 son fechas clave para los volúmenes de gas boliviano tomando en cuenta que varios de los actuales campos en producción están ingresando a “declinación” comercial. ¿Se podrá incrementar volúmenes de exportación a Argentina? ¿Qué ocurrirá con el contrato a Brasil? Esas preguntas sólo tendrán respuesta si hay volúmenes de gas suficientes en el país, explotados con bajo precio.
A menor ingreso por concepto de exportación de gas natural obviamente se podría afectar (al igual que a presupuestos de gobernaciones, municipios, universidad) costos de recuperación de compañías operadoras.
Entonces se debe ser muy creativo y selectivo a tiempo de poner nuestros reales (nuestros pesos) en inversiones que sí o sí deben dar frutos a mediano plazo. Grave sería, por ejemplo, invertir en proyectos que no reditúen.
La exploración per se es riesgosa y costosa. Debemos estar preparados para que muchos miles de millones de nuestros dólares no tengan, al final de los proyectos, los retornos esperados.
Alguien dice que -de momento- la época de vacas gordas concluyó.
El autor es consultor del sector privado. Síguelo en twitter>>> @bguzqueda
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