Apenas comienza a amanecer, el tronar de cuetillos y petardos retumban los cuatro extremos del país. El Martes de Ch’alla ha llegado a ricos, pobres, de oriente y occidente, agradecen a la Pachamama por lo recibido.
Casas, negocios, vehículos y otros bienes son adornados con coloridas serpentinas, globos y banderines, los confites, también de colores, son mezclados con flores y frutas en las ofrendas a la Madre Tierra.
Hay variadas creencias sobre la representación de la ch’alla que dependen de la tradición y el legado familiar. Hay quienes cuentan que hasta antes de las 12.00 del martes los achachilas (espíritus ancestrales) están con la boca abierta esperando que los alimentemos y según cómo se les dé, recibiremos lo ofrendado.
Desde las primeras horas del día, las personas festejan esta fecha con el adornado de sus viviendas con globos, banderines, serpentinas, además de poner en cada esquina de los inmuebles pétalos de flores, con nueces pintadas de color dorado y plateado, frutas picadas y confites, acompañados del tradicional alcohol, vino y cerveza. Por último hacen reventar los cohetillos, que según las costumbres, sirven para ahuyentar a los malos espíritus.
De acuerdo con una de las Q’oeras de la calle de las Brujas en La Paz, el alcohol se utiliza para dar de beber a la Pachamama y para que reciba las ofrendas. Las nueces doradas representan el oro que está en sus entrañas. El brillo de las lentejuelas simbolizan el dinero con el que queremos que nos bendiga, confites y las frutas que le damos representarían su dulzura.
Las conocedoras en el tema explican que antes se utilizaba la mixtura pero que no es recomdable, pues es papel y se lo lleva el viento. “Debe ser algo que esté inerte, que se quede, por eso se sugiere flores y golosinas para que no se esfume como el papel”, refiere la consultada.
También se acostumbra a ofrendar ‘mesas’ de ritual andino (sahumerio) con diversos elementos y simbología, pero sobre todo con mucha fe para la Pachamama, consistente en adornar con dulces, incienso, lanas, hojas de coca, plantas disecadas y objetos que representan a la salud, dinero, trabajo y bienestar. Estas ‘mesas’, una vez preparadas, se las incinera como alimento para que la Madre Tierra traiga bendiciones y prosperidad a las familias.
SÍMBOLOS
Según las conocedoras en el tema, la serpentina es un elemento decorativo que se usa para dar más volumen a la ch’alla.
Según las costumbres, las flores (principalmente las retamas) son de buen augurio y eliminan elementos negativos de la casa.
En tanto, los pétalos de hortensia y pompones sirven para rociar en cada esquina de la vivienda.
Los confites son pequeños dulces de colores que, según la tradición, alimentan a la Pachamama. Se echan en la tierra y en el techo de los inmuebles.
Otro rito es esparcir en cada esquina de la casa habas, quinua, arvejas, choclo, nueces y trigo, entre otros cereales, para que se multiplique el dinero y comida.
La utilización de banderines es para que la casa tenga una vestimenta multicolor. Antes eran de papel de seda, en la actualidad de nylon.
Reventar cohetillos es una costumbre occidental ya arraigada y sirve para llamar a la gente a unirse a la ch’alla carnavalera.
Se ponen globos en las cuatro esquinas del tejado y el resto de la casa. Se dice que esta costumbre llama la abundancia.
El vino calma la sed de la Pachamama. Unos dicen que tiene que ser de uva pura sin ninguna mezcla. Otros usan vino de indio, que es un preparado de tintes. El alcohol se usa al final de la ch’alla, cuando la Pachamama recibió las muestras de agradecimiento y para pedir el permiso para el festejo posterior.
La cerveza se la toma después de realizar la ch’alla. La tradición dice que todos los asistentes deben tomar cerveza. Cuanto más espumante, mejor augurio.
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