Río de Janeiro.- El carnaval alcanzó ayer su apogeo en Brasil con los lujosos desfiles de las escuelas de samba de Río de Janeiro, que con su magia cautivaron a 72.500 espectadores en el sambódromo y a millones de personas por televisión.
La primera jornada de los desfiles, en los que participaron seis escuelas de samba, concluyó ayer a la luz del alba y para la noche otras seis escuelas se disponían a cerrar las pomposas celebraciones del sambódromo.
Los maratonianos desfiles de la madrugada de ayer hicieron honor a su fama de ser “la mayor fiesta del mundo” al aire libre, un título que los brasileños otorgan a su carnaval, informó Efe.
Cada escuela de samba se presentó con sus fastuosas carrozas, un centenar de percusionistas, cantantes, las sensuales “reinas de la batería” vestidas con lentejuelas, purpurina y plumas, además de entre 3.000 y 4.000 bailarines.
La gran mayoría de los participantes salió ataviada con disfraces muy elaborados y coloristas, aunque en la primera noche la escuela Mocidade, con espíritu irreverente, hizo bailar a varios de sus integrantes prácticamente desnudos, usando nada más que una minúscula tela para taparse los genitales.
Uno de los desfiles más esperados es el de la escuela Beija-Flor, por la polémica que ha levantado en Brasil el hecho de que haya recibido fondos millonarios del Gobierno de Guinea Ecuatorial para dedicar su presentación al país africano.
El vicepresidente segundo de Guinea Ecuatorial, Teodoro Nguema Obiang, hijo del mandatario de ese país, Teodoro Obiang, está en Río de Janeiro y tiene previsto asistir al sambódromo.
“Teodorín”, como es conocido el hijo de Obiang, que está en el poder desde 1979, fue fotografiado la noche del domingo por la prensa brasileña en una exclusiva fiesta de carnaval repleta de celebridades que tuvo lugar en el lujoso hotel carioca Copacabana Palace.
Ayer la juerga prosiguió en Río de Janeiro en numerosas fiestas callejeras, gratuitas, más modestas y mucho más descaradas e irreverentes que los organizados desfiles del sambódromo, que siguen un estricto protocolo y unas reglas rígidas.
Ayer estaban programadas 78 fiestas de comparsas o “blocos” en numerosos barrios de la ciudad carioca, la más multitudinaria de ellas, la de Sargento Pimenta, cuenta con una banda que reinterpreta en clave de samba los temas clásicos de los Beatles.
Según cálculos de la Alcaldía de Río basados en carnavales pasados, la actuación de Sargento Pimenta tenía previsto congregar a cerca de 120.000 personas por la tarde en el parque Aterro do Flamengo, a orillas de la bahía de Guanabara.
Fuera de Río de Janeiro, el carnaval continuó ayer con fuerza en otras urbes brasileñas como Salvador, la capital de Bahía, y Olinda, una ciudad colonial vecina a Recife, en el estado de Pernambuco (noreste), cuyas calles adoquinadas ayer estaban atestadas de miles de turistas disfrazados bailando al ritmo alegre del “frevo”.
Las empinadas cuestas de Olinda fueron escenario del tradicional desfile de muñecos gigantes, que homenajeó a figuras como el futbolista Neymar, la pintora mexicana Frida Kahlo, los Beatles, Carmen Miranda o el muñeco diabólico Chucky.
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