Han transcurrido dos años, aproximadamente, desde que Bolivia recurrió a la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, con la demanda marítima. Desgraciadamente esta decisión, de una convicción pacífica, hizo que la mentalidad expansionista y depredadora chilena se haya reavivado, en deterioro del acercamiento bilateral con amistad e integración, propio del entendimiento civilizado.
En consecuencia la nación transandina no ha dado signos de cambio sobre el diferendo boliviano - chileno. Su conducta fue y es la de siempre: decir NO a la exigencia que proviene de un país asfixiado por el encierro geográfico.
Bolivia no dejará de exigir la restitución de su soberanía en el océano Pacífico, porque así lo requiere la perspectiva histórica de reivindicación marítima. Es que el enclaustramiento tiene su origen en la salvaje invasión de 1879. En ese entendido las nuevas generaciones de bolivianos, y de bolivianas, se prepararon y se preparan técnica e intelectualmente, propósito que traduce un profundo e intenso sentimiento patriótico. Obviamente que éstas decidirán, en un futuro próximo, el camino a seguir en este asunto, tan sensible por cierto. Ellas estarán en la vanguardia y marcarán, por supuesto, los hitos que nos guiarán para retornar a la costa boliviana.
Bolivia no vive apremiada por el tiempo ni tiene sus días contados para revisar, negociar o declinar la demanda que radica en La Haya. Ésta debe seguir su curso, hasta la culminación final, tomando en cuenta el nerviosismo que provocó entre los inquilinos de La Moneda.
Por euforia revolucionaria, en el año 1950 el Gobierno boliviano de entonces confió en el diálogo con Chile, a fin de solucionar el conflicto por el Litoral, empero aquél no dio los resultados que el país esperaba. En este marco entregó, inclusive, la máxima presea del “Cóndor de los Andes” a súbditos chilenos, como Werner Bustamante, en el Grado de Caballero, el 18 de enero de 1954. A Francisco Javier Díaz, en el Grado de Caballero, el 2 de junio de 1954. Y en fecha 12 de noviembre de 1954 recibieron esa distinción Marco Antonio Salum, en el Grado de Oficial; Oscar Fuenzalida, en el Grado de Oficial; Santiago Mundt, en el Grado de Oficial; César Guzmán Castro, en el Grado de Oficial y Alvaro Droguett del Fierro, en el Grado de Gran Oficial.
En este contexto de diálogo también Juan Gabriel Valdés, enviado por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se paseó por Bolivia como “Pedro por su casa”, entrevistándose y estrechando sus manos con unos y otros (EL DIARIO, 13 de marzo de 2009). Hizo lo propio la ministra chilena de Bienes Nacionales, Romy Schmidt (ED, 10 de noviembre de 2009).
Bolivia, por lo visto, siempre ha ratificado, acá y allí, la vocación pacifista y de diálogo para resolver los problemas de carácter internacional.
En suma: el diálogo boliviano - chileno no ha dado frutos favorables para la reivindicación marítima boliviana ni en el pasado mediato ni inmediato. He ahí una verdad que nos debe llamar a la reflexión para asumir futuras acciones en relación con Chile.
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