Perfeccionan el transfugio

En época de un anterior gobierno, publicamos un comentario con un título parecido al de hoy, sobre el mismo tema: el transfugio de políticos (o politiqueros).

Entonces dijimos que muchos profesionales de la política que viven holgadamente de esa ocupación (o desocupación, más propiamente), pasaban de un partido a otro como quien cambia de calcetines provenientes del contrabando. Destacábamos también los calificativos del periodismo en general que calificaba a estos hechos como “vergüenza nacional”, “transfugio descarado” y hasta “descomposición política”.

“CAMALEONISMO”

Han pasado los años y cuando ingenuamente pensábamos que ese vicio había culminado, ahora nuevamente los medios de comunicación informan sobre otros hechos de transfugio conocidos popularmente como pasapasismo” o “camaleonismo”.

Varios políticos que tenían aseguradas sus candidaturas para diputaciones o senaturías en algunos partidos, al ser excluidos se pasaron nomás y sin ningún rubor a otra agrupación para aspirar y postular a esas ambicionadas ubicaciones que reportan mucho dinero sin esfuerzo alguno como ya observamos hace bastante tiempo.

PERFECCIONAMIENTO

Algo más, otros “perfeccionaron” el transfugio: después de ser elegidos por uno o dos partidos políticos y ya con el cargo asegurado, se “declararon libres” y aparentemente se pasaron al partido al que antes atacaban con fuertes calificativos y hasta insultos.

Al enterarse de estos actos vergonzosos reñidos con la moral que debería poseer todo político honesto, el futuro e inocente elector ¿qué actitud tomará cuando se encuentre emitiendo su voto?, ¿estará seguro de que el candidato de su preferencia no “se dará la vuelta” una vez elegido?, ¿cómo conocer los (malos) pensamientos íntimos y ambiciones de sus candidatos? Existen más interrogantes al respecto, por hoy basta.

Y en cuanto a los jefes de partidos políticos engañados a plena luz del día, ¿cómo elegirán a sus futuros candidatos?, ¿los someterán a un detector de mentiras, lo que sería más aconsejable?

Sobre este ingrato tema del transfugio de los políticos hay mucha más tela que cortar. Por ahora, permítasenos un intervalo para ir a un hospital y verificar el estado (ya irritado) de nuestro hígado. ¡Grrr!