Cuatro décadas dedicadas a la danza en el país cesaron el fin de semana pasado, tras el fallecimiento del artista Walter Albarracín Orgaz, quien, a sus 60 años, murió víctima de un cáncer que padecía. Bailarín, coreógrafo y formador en danza, Albarracín fue director de Dance Studio Jazz, además de presidente y miembro de Prodanza y Jazzart, pionero en el género. Sus restos mortales fueron velados en el salón velatorio Concordia de la avenida Calancha.
A través de su página en Facebook Judith Carmona, esposa del fallecido hizo pública la triste noticia: “Queridos amigos, hermanos, seres queridos: Quiero anunciarles que mi compañero, mi amigo, mi cómplice, mi amor, mi esposo Walter Albarracín luego de enfrentar una tremenda batalla contra sus verdaderos enemigos: la duda, el miedo, la vergüenza, escondidos detrás de un cáncer (de páncreas) agresivo, armado de su fortaleza, su perseverancia, su humildad, su cada vez más creciente fe, su amor a la vida y a su familia, ha triunfado en la batalla y Su Creador le ha dado el más grande premio: la Vida Eterna”.
Según diarios y registros cochabambinos Albarracín se inició en la danza a los 17 años por azares de la vida, cuando apoyaba el trabajo de un tramoyista en el teatro Achá, en el tiempo que llegó Mario Leyes con un grupo para el festival Luzmila Patiño. Desde entonces solo cosechó lauros y satisfacciones para el arte y el espectáculo nacional.
Es considerado como el primer artista que incursionó en el Dance Studio Jazz en la ciudad del valle. Solía recordar que cuando decidió ser bailarín solamente se enseñaba ballet clásico y folclórico en Bolivia. Los maestros con los que se formó fueron Mario Leyes y Melo Tomsich.
“Todos me decían que me iba a morir de hambre porque de la danza no se puede vivir, y aquí estoy a mis 60 años enseñando lo que más me gusta”, decía el artista en una entrevista de hace algunos meses con Opinión.
Su aporte tiene dimensiones enormes, ya que por su escuela de danza pasaron centenares de niños y jóvenes, varios de los cuales ya tienen sus propias escuelas de danza, entre ellos Wilson Peñaranda, Luis Ríos, Noé Pérez, Juan Carlos Velasco, Claudia Montes, Denisse De la Zerda y Rubén Pacheco, entre otros que también radican en La Paz, Santa Cruz y Beni.
DESPEDIDA
“Ya no hay más lucha, ya no hay dolor, ya no hay cansancio”, escribió su esposa, a tiempo de agradecer todo el apoyo que amigos y familiares brindaron para acompañar al coreógrafo en su lucha por la vida.
Tan solo hace unos meses atrás, diferentes academias de danza, lideradas por exbailarines y alumnos de Albarracín presentaron un festival para recaudar dinero y apoyar en la recuperación de uno de los coreógrafos y maestros más sobresalientes de Bolivia.
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