Milton L. Lérida Aguirre
Varios fueron los personajes chilenos que se manifestaron a favor de que Bolivia tenga un acceso libre y soberano a las costas del océano Pacífico y reconocieron que el enclaustramiento era un exceso que se había cometido, por tanto es de suma importancia reparar este daño para convivir en paz y armonía.
Así, por ejemplo, Luis Barros Borgoño señalaba: “considero esencial la satisfacción de esa necesidad para su existencia autonómica, pues no sólo vía de internación y exportación de mercaderías es lo que Bolivia necesita, sino también dejar de ser Estado mediterráneo y ponerse en contacto con las demás naciones, como nación soberana...”.
Por otro lado, Agustinos Ross expresaba: “Todo país necesita, por lo menos, un puerto propio para comunicarse con los océanos con el mundo exterior, y para el desarrollo de su comercio, de su industria y su organización social”. El senador Ross planteaba la necesidad de que Chile entregue Arica y Tacna a Bolivia.
Carlos Vicuña Fuentes manifestaba que “su salida al mar (para Bolivia) tendrá que ser forzosamente ineludible aspiración nacional y un eterno problema internacional, por cuya finalidad no podrá haber desacuerdo entre sus hombres… en cuanto a Bolivia el problema es más hondo todavía porque es vital: no puede ella vivir enclaustrada fuera del acceso a la vía libre del mar”.
A estas opiniones se debe sumar las declaraciones del presidente chileno Salvador Allende, quien de forma abierta y espontánea afirmaba que Bolivia llegaría a las costas del océano Pacífico, reparando así el daño que le había hecho Chile.
Estas afirmaciones, de personajes chilenos, se reflejaron ya en la década de los años 20 y 50 del siglo pasado. Esto nos muestra claramente que los chilenos cultos reconocen que se ha cometido un exceso en cuanto a la firma del Tratado de 1904, porque se extralimita a la verdad y no representa el sentimiento de los pueblos.
Los chilenos están conscientes de que Bolivia no puede vivir enclaustrada, más al contrario surge la necesidad de hacer justicia y reparar el daño ocasionado en aquel tiempo, con el objeto de convivir en paz, libertad y armonía.
En estos tiempos, donde los estados libres y soberanos se organizan y conforman alianzas para superar los obstáculos económicos, sociales y culturales, Bolivia no puede estar aislada de este proceso y menos al margen del desarrollo e integración de los países latinoamericanos. Y mientras nuestro país no tenga un acceso libre y soberano a las costas del Pacífico, habrá una bomba de tiempo.
De otro lado, surge la necesidad que se haga una campaña, no sólo a nivel de los gobiernos sino también contactar a las instituciones representativas de todo el continente y a las personalidades, con el fin de que se expresen y manifiesten sobre esta injusticia que afecta a Bolivia.
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