La verdad, fundamento de la justicia

Que la justicia está mal en Bolivia, y por eso no hay seguridad de que los fallos pronunciados por los jueces sean realmente legales y justos es vox populi, tanto que hasta las máximas autoridades del Estado lo han dicho públicamente varias veces.

Para que se imparta verdadera justicia hay que tomar en cuenta varios factores: los técnico-legales, y los humanos. Parece que lo legal no adolece de muchos problemas. Donde radica el mal, donde se manosea la ley y se la tuerce está en el ser humano, tan imperfecto, tan inclinado a la corrupción. ¿Los funcionarios judiciales tienen amor a la verdad? ¿La buscan con ahínco para determinar la legalidad de los actos de los litigantes y dar la razón a quien realmente la tiene? La respuesta es negativa y, claro, nuestra justicia no imparte justicia sino documentos legales, formales, donde hay todo tipo de argumentos para enredar la verdad y engañar a la “justicia”, que brilla por su ausencia.

Para impartir justicia hay que basarse en la verdad. Buscarla en medio de un laberinto de apariencias, de medias verdades enredadas en el hilo de la mentira que forma un ovillo, al cual hay que desmadejarlo para separar la verdad del engaño; y eso requiere paciencia, método, y la eficiencia que da la práctica. Verdad es la íntima relación del hecho con lo juzgado; esto es, basarse en los actos producidos por alguien, la persona juzgada, y en la relación que esos hechos tienen con sus palabras, sus intenciones claramente expresadas, u ocultas y dadas a conocer por indicios que se ha seguido hasta desentrañar la real intención del declarante.

Recordemos que la justicia se funda en normas de acción libremente producidas, que pueden poner en riesgo el bien común, o bien reforzarlo y afianzarlo. La justicia es la moral social de los habitantes de un Estado. El “juicio de separatismo” desde hace más de cinco años se lleva adelante, con el trabajo de fiscales que no muestran pruebas evidentes, objetivas e inobjetables para demostrar ese acto ilícito y criminal, pues, de ser cierto, esa gente habría querido romper la integridad y unidad de la Patria, lo único evidente y objetivo que ha producido hasta ahora es la fuga del principal fiscal, quién sabe por qué causas.

Sin embargo, de la noche a la mañana, conocemos sentencias para quienes se acogieron a juicios abreviados, cuya condición es declararse culpables. Es decir, no se los ha juzgado sino se ha aceptado la declaración extemporánea de “culpable”, de quienes hace cinco años se dudaba de que lo fueran, si se aplica la norma jurídica que pide a los jueces presumir la inocencia de los imputados. En ese caso ¿Cómo van a fundamentar su sentencia? ¿Con el manido argumento de que a confesión de parte relevo de prueba? ¿En un delito de la magnitud de separatismo?

Y si hubiera otros involucrados más comprometidos que los actualmente sentenciados ¿van a quedar impunes para que preparen con mayor cuidado otro acto de separatismo? Los mercenarios extranjeros se han declarado culpables de haber venido a realizar en Bolivia actos reñidos con la ley y la seguridad del Estado, pero no se sabe hasta este momento quién o quiénes los han contratado; sin embargo de manera extraña y tardía, acusan a un Gobernador de estar implicado en el caso de separatismo.

Por otra parte, el principal investigador de este caso, el fiscal Soza, dice que el Vicepresidente habría sostenido largas conversaciones con el señor Costas, probablemente acerca del terrorismo, y ellos aún no han sido investigados por el Ministerio Público, pero los jueces, basándose en la declaración de culpabilidad de algunos acusados ya han dado su sentencia, dejando cabos sueltos en un juicio tan importante.

Finalmente, ¿las sentencias tienen relación con la culpa de los encausados? ¿Por qué el señor Kudelka e Ignacio Villa tienen mayor sentencia que los mercenarios extranjeros? ¿En qué calidad ha recibido “El viejo” el dinero que, dicen, provenía del Ministerio de Gobierno, según se ha visto en videos públicos? ¿Quiénes lo indujeron a hacer lo que hizo? Hay demasiados interrogantes en un juicio que ya tiene sentencias. ¿Se está ocultando la verdad? ¿Por qué?