Manzana de discordia

La denuncia de supuestas alteraciones no legales, en el manejo del Fondo Indígena, a medida que sus actores alzan su voz, surge un nuevo fenómeno contrario a la unidad del sector campesino que, en última instancia gravita contra la fortaleza del Movimiento Al Socialismo: el deterioro en las relaciones de grupos indígenas.

Como se sabe públicamente, el pasado 12 de febrero de este año, el contralor general del Estado, Gabriel Herbas, hizo referencia a cierto daño económico en 153 proyectos del Fondo Indígena.

Uno de las antiguos miembros de Conamaq, Rafael Quispe, disidente campesino, ahora diputado suplente de Unidad Demócrata, capitalizó parte de la denuncia de la Contraloría, respecto al supuesto despilfarro del Fondo Indígena, en provecho de ciudadanos campesinos cercanos o militantes del MAS.

La campaña encabezada por Rafael Quispe (involucrado como uno de los agraciados del Fondo Indígena, por el dirigente Gustavo Torrico), tocó directamente a la ministra de Desarrollo Rural y Tierra, Nemesia Achacollo, y salpicó políticamente a la candidata a la gobernación de La Paz, Felipa Huanca.

Las dos altas representantes del Movimiento Al Socialismo, sindicadas por la oposición parlamentaria, actualmente con problemas de credibilidad y de imagen cierran el círculo al fenómeno que desestabiliza no sólo las buenas relaciones entre sectores sociales indígenas, sino que ponen al gobierno del presidente Evo Morales, en la disyuntiva de ejercer medidas perentorias que incluirían la renuncia de la ministra Achacollo y un cambio sustancial en la oferta programática de la señora Felipa Huanca.

Sin lugar a dudas, la supuesta corrupción en el Fondo Indígena moviliza a líderes de organizaciones sindicales como la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia, a la cabeza de Rodolfo Machaca, secretario ejecutivo de Csutcb.

La Csutcb hará de parte civil contra la corrupción en el Fondo Indígena con el objeto de reconstruir una nueva imagen del Fondo. Tarea difícil, sobre todo ahora que los sectores sociales –a favor y contra– intervienen con la esperanza de rescatar algo de lo que fue un soberbio capital destinado a generar nuevos proyectos o por el contrario, a silenciar los ecos de la supuesta corrupción. (Clovis Díaz) (clovisdiazf@gmail.com).