¿Libre convertibilidad de créditos externos?

En un sabroso discurso que pronunció ante el cuerpo diplomático acreditado en La Paz, el Presidente del Estado se explayó con argumentos relacionados con la política exterior de Bolivia y, a tiempo de destacar que en vista de que “hay solidez económica, hay estabilidad política y social, el país vive una etapa de bonanza que debe continuar”, lo cual es más posible “porque ningún organismo internacional ahora nos chantajea ni nos condiciona para acuerdos bilaterales”.

Continuando su argumentación entró al meollo de su exposición solicitando a los países que tienen relaciones con Bolivia que incrementen sus créditos, pero con la condición de que sean de libre disponibilidad, vale decir que sean invertidos por el gobierno de La Paz sin restricciones y fuera de todo control, de tal forma que se hagan, en esa forma, efectivos lo antes posible.

La solicitud presidencial tuvo repercusiones internas y externas. Entre las primeras se afirmó que ya el gobierno de diez años de Evo Morales gastó más de cien mil millones de dólares de libre disponibilidad, sin que hasta el presente hubiese hecho una rendición de cuentas de la forma cómo se invirtieron y con el agravante de que en algunos casos, (como en el Fondo Indígena) se produjeron hechos de supuesta corrupción, habiéndose denunciado que aportó fondos millonarios para obras fantasmas.

En cuanto a la repercusión externa de la propuesta presidencial, algunos diplomáticos se sintieron preocupados pues sus gobiernos tendrán que abrogar viejas medidas de control de créditos a países en desarrollo y, al mismo tiempo, modificar procedimientos de fiscalización para que el Órgano Ejecutivo boliviano utilice esos recursos a tono con el sistema del libre albedrío vigente en Bolivia, con base en la premisa “meterle nomás, después arreglarán mis abogados; para eso les pago”.

Por otro lado, los observadores extranjeros advirtieron que esa forma de obtener y disponer de créditos externos lo que hará será, por un lado, aumentar la crecida deuda externa boliviana y, por otro, hacer que los gobiernos extranjeros, al ver que sus colaboraciones no son objeto de ninguna fiscalización suspenderán sus ayudas financieras a Bolivia.

El Presidente del Estado argumentó por su parte que se tarda en revisar los proyectos y dirigiéndose a los organismos internacionales apuntó textualmente: “Quisiera créditos de libre disponibilidad y así rápidamente podemos invertir”. Agregó: “Si tuviéramos recursos económicos de libre disponibilidad, claro nuestra responsabilidad es dar buena inversión y devolver y eso está garantizado; somos responsables de nuestros créditos”. También adicionó: “No vamos a engañarlos, los créditos no son para robar”, ya que “el deseo que tenemos… es acabar esta gestión… y eso es trabajo, trabajo, esfuerzo, esfuerzo”.