La Dirección Municipal de Recaudaciones asegura que la urbe alteña cuenta con 286 los locales de fiesta legalmente registrados, quedando aún pendiente la legalización de 300 negocios de este tipo que se mantienen en la clandestinidad.
La información fue dada a conocer por el responsable de la dependencia, Jhonn Villalba, quien además pidió a las juntas vecinales dar cuenta de estos ambientes que pueden generar contaminación acústica.
En el caso de los locales de fiesta llegan a 66 registros y los salones de eventos sociales llegan a 220, los cuales llegaron a ser inspeccionados en pasados meses con la finalidad de que cumplan con los requisitos, sobre todo medioambientales, y evitar que generen una contaminación auditiva.
“Luego de las notificaciones los propietarios de estas actividades económicas se apersonaron mediante sus asociaciones, con la finalidad de poder solicitar los permisos correspondientes en favor de sus afiliados, que de acuerdo a sus listados se otorgó la licencia de funcionamiento”, indicó.
La Dirección de Medio Ambiente es la instancia que realiza las pruebas correspondientes para verificar que dichos locales no sólo estén construidos con materiales adecuados para lograr aislar el ruido de los vecinos, pero en algunos casos los vecinos pueden dar a conocer sus denuncias.
“En caso de que existiera algún local que no esté cumpliendo este primordial requisito y genere malestar entre sus vecinos, molestando con el sonido la tranquilidad de la vecindad, la ciudadanía está en su derecho de poder denunciar a nuestra dirección de recaudaciones, desde donde se enviará una cuadrilla de personas que verifiquen este aspecto y puedan sancionar a los responsables y suspender el servicio hasta que se regule conforme a la norma”, indicó.
En cada gestión, las actividades económicas de salones de fiesta se crea desde el 10 al 15 por ciento de ambientes con características destinadas a eventos sociales, en esta urbe, logrando identificar a las fiestas sociales, como uno de los principales negocios, donde la población acude desde el miércoles y con mayor afluencia los fines de semana.
La proliferación de estos locales para algunas zonas, como es el caso de Villa Esperanza por inmediaciones de la Universidad Pública de El Alto, va en incremento donde los diferentes negocios, de papelería, fotocopiadoras, librerías y basares, entre otro, identifica a los locales de fiesta, bares y cantinas, como los negocios que generan mayor inseguridad ciudadana ante el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, las cuales en vez de ser clausuradas, sólo son amonestadas, pero continúan su funcionamiento en desmedro de la población, indicó Rosario Valdivia, vecina de la zona afectada.
“Nos damos cuenta que al Municipio no le interesa la salud mental o social de su población y que sólo busca como captar mayores ingresos sin importar que muchas zonas donde están universidades y colegios se llenen de bares y cantinas, como fuera la única actividad a la que deban dedicarse los jóvenes y las señoritas, con el riesgo de perder la vida”, indicó.
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