Confianza, ni en la camisa

Esta frase pronunciada por Mariano Melgarejo, quien desconfiaba de su entorno y hasta de su propia familia, viene como anillo al dedo en el siguiente relato de una experiencia vivida por María Lourdes, quien tenía su amiga Susana, que permanentemente la visitaba, comían juntas, conversaban y cada día la amistad se estrechaba mas y mas. A tal punto que María Lourdes le dio las llaves de su casa para que pueda pasar aun en su ausencia. María Lourdes se casó y con el matrimonio se llenó de muchos muebles, utensilios de cocina y muchos artículos de bastante valor. Aparte de ello, adquirieron a crédito otros objetos como filmadoras, computadoras y otros equipos que la tecnología actual ofrece.

El matrimonio de María Lourdes no fue impedimento para que Susana dejara de visitarla, más al contrario las visitas eran con mayor frecuencia, casi alrededor de cinco años. Susana por un tiempo se alejó, pero se percató las horas de salida y retorno del joven matrimonio. Fue así que una mañana, salieron ambos esposos a sus fuentes de trabajo, momento en que fue bien aprovechado por Susana, quien ingresó a la casa con las llaves y tenía listo un camión grande para cargar todos los enseres del hogar. Tardó alrededor de tres horas, hasta dejar la casa totalmente vacía.

Pasado el medio día volvieron los esposos, al ingresar a su domicilio, grande fue la sorpresa, hasta pensaron que se habían equivocado de casa, porque las habitaciones estaban totalmente vacías. Tardaron en recuperar la razón y no se dieron por vencidos, salieron a comprar algunos objetos necesarios. Sin embargo, el empresario de la tienda comercial, al saber que habían sido objeto de robo, les propuso dotarles a crédito todo lo que requieran, y así fue, y volvieron a equipar la casa con muebles, menaje de cocina, y todo nuevo y de nuevo.

Tiempo después, ocurrió que en un matrimonio al que fueron invitados se encontraron con su amiga Susana, quien estaba filmando. María Lourdes y su esposo, reconocieron inmediatamente la filmadora, pero no dijeron nada. Pasada la fiesta averiguaron el domicilio de Susana e inmediatamente se trasladaron al lugar, golpearon la puerta, Susana abrió, trató de impedir que ingresen a la casa, pero María Lourdes colocando el pie dentro la puerta evitó que se cerrara e ingresó al interior junto a su esposo. La sorpresa fue grande, porque allí estaba todo intacto, los objetos robados de la casa.

María Lourdes, no llamó a la policía, solamente procedió a cargar y recuperar todos los objetos robados. Ese fue el motivo para comprar otra casa y amoblar con todo lo recuperado. De ahí viene el dicho: confianza ni en tu camisa.

Samuel Mamani Maquera

DIRECTOR ACADEMICO ESFMTHEA