‘Retratos de una mentira’:
Tim Burton es el director de esta adaptación cinematográfica sobre la vida de la pintora Margaret Keane, quien vivió durante los años 50 y fue una de las víctimas de la discriminación hacia la mujer de la época.
Dirigida y producida por Tim Burton, Retratos de una mentira está basada en la historia real de Walter Keane (Christoph Waltz), uno de los pintores más exitosos de los años 50 y principios de los 60. El artista alcanzó una notoriedad asombrosa al revolucionar la comercialización y accesibilidad del arte popular con sus enigmáticas pinturas de niños abandonados con grandes ojos.
Sin embargo, la verdad terminaría saliendo a la luz: la obra de Keane no fue creada por él, sino por su esposa, Margaret (Amy Adams). Al parecer, los Keane vivieron una mentira que fue creciendo hasta alcanzar proporciones gigantescas. Retratos de una mentira se centra en el despertar de Margaret como artista, en el fenomenal éxito de sus pinturas y la tumultuosa relación que mantuvo con su marido, catapultado a la fama mundial mientras se llevaba todo el crédito por el trabajo de Margaret.
SOBRE EL FILME
En 2003, la pareja de guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski descubrió una de esas historias en las que la realidad supera a la ficción, la de Margaret y Walter Keane, los pintores de mayor éxito de ventas de la década de 1960. Intrigados, empezaron a investigar una historia que tardaría diez años en rodarse al fin.
“Es un fabuloso pedazo de historia que nadie conoce”, comenta Alexander. “Si no fuera cierta, no me la creería”.
“Había muchas razones por las que queríamos hacer esta película”, asegura Karaszewski. “Nos pareció que Margaret era un gran personaje femenino que personificaba el principio del movimiento feminista. Empieza con ella como un ama de casa de los años 50 que lo hace todo por su marido. A lo largo de la historia, aprende a valerse por sí misma”.
Los guionistas se quedaron cautivados con la historia de los Keane. “Walter inventó realmente el marketing de masas del arte”, opina Karaszewski. “No lo aceptaban ni las galerías ni los críticos de arte, así que creó sus propias galerías, publicó sus propios tomos ilustrados. Descubrió cómo hacer los cuadros tan baratos que cualquier hombre corriente pudiera comprarlos y revolucionó por completo el mundo del arte.
Margaret Keane aceptó vender a Alexander y Karaszewski los derechos de su vida, así como de su arte. “Nos llevó otro año más llegar a un acuerdo con el que Margaret se sintiera cómoda”, comenta Alexander. “No queríamos hacer nada que pudiera hacer que se sintiera mal con la película. Tuvimos que ganarnos su confianza en todo momento”.
En la actualidad, Margaret tiene 86 años y vive a una hora de San Francisco. Walter murió en el año 2000, varios años antes de que el guión empezara a tomar forma. Margaret observa: “Scott y Larry se mostraron muy entusiastas y querían hacer la película del mismo modo que yo, así que me sentí muy segura con ellos. Ya había recibido otras cuatro ofertas y las había rechazado todas, lo que me costó mucho, pero no podía fiarme de lo que podían hacer, así que no acepté”.
“Lograron que cobrara vida”, opina Margaret sobre el guión de Alexander y Karaszewski. “Le dieron su parte de humor y de tragedia. Es maravilloso. Me siento muy afortunada por contar con una película. Es todo un honor y en cierto modo una lección de humildad, porque no creo merecer todo esto. Yo solamente pinto y, de pronto, me encuentro con esto. Es como un sueño. Es surrealista”.
Margaret y Tim Burton se conocían antes siquiera de que se estuviera preparando un guión. “Tim me encargó unos retratos y luego compró varios de mis cuadros. No podía evitar que me cayera bien. No puedo imaginarme a nadie mejor que Tim Burton para dirigir esta película”.
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