Partidos políticos deben ser servidores del país

Los partidos políticos, conforme a los preceptos constitucionales, y, sobre todo, por la vigencia de la democracia, son absolutamente necesarios para que sea el pueblo el que, mediante ellos, se exprese, elija a quienes merezcan ser autoridades nacionales y departamentales interviniendo en procesos electorales. Cada partido, en su declaración de principios, señala su vocación de servir al pueblo, la democracia y las libertades; pero, normalmente, esos propósitos no siempre se cumplen.

Por las experiencias sufridas en el país, al igual que en muchas otras naciones del Tercer Mundo, se sabe que los políticos actúan bajo principios de intereses personales o de grupo. En Bolivia, existe un criterio popular: “Crear un partido político es asegurar la vida de varias generaciones de sus creadores porque la política partidista es una póliza de seguro”. Este concepto, en muchos casos se ha hecho realidad y así se prueba, en cada gestión de gobierno que el o los partidos políticos que integran el régimen generalmente no tienen conciencia de país y menos vocación de servicio; son, en su mayoría, agencias de empleo para su militancia y allegados de los dirigentes, partidarios que no siempre tienen la preparación ni la idoneidad para el desempeño de un cargo porque, a más de no contar con capacidad profesional, no entienden la importancia de prestar servicios en la administración pública.

En la mayoría de los casos de empleados que trabajan bajo la “presión del partido”, existe un criterio: “Son cuatro o cinco años que son de aprovechar ganando todo lo que se pueda al margen de los sueldos que se perciba”. Que hay funcionarios de gran capacidad, profesionalmente responsables y honestos, que tienen mucha experiencia en entidades públicas y privadas, que poseen vocación de servicio y tienen conciencia de país, es innegable; pero, en la mayoría de los casos, son los intereses de lucro personal y de “aprovechar que el partido está en el poder” para ganar posiciones partidarias y asegurarse ingresos muy altos.

El partido político debe ser, por principio, servidor del pueblo, debe representar sus intereses y ser, además, brazo derecho de las autoridades del país, así no pertenezcan a él, para ayudar a encontrar los mejores remedios para los múltiples problemas habidos en la nación. Un partido político no sólo se debe a quien está en el gobierno al que apoya sino a toda la comunidad nacional y debe salvaguardar derechos y aspiraciones del pueblo.

Es, pues, importante que las tiendas partidarias actuales revisen bien su conducta y establezcan en qué rumbo están y si cumplen efectivamente con el país y el pueblo; si conciencialmente encuentran falencias en su vigencia y funcionamiento, tienen la obligación de rectificar conductas; en caso contrario, no merecen tener vigencia alguna.