Las avionetas bolivianas

En solamente tres días, dos avionetas con matrícula boliviana fueron capturadas en Perú mientras transportaban droga. Una fue inhabilitada por la policía peruana y otra incendiada por sus tripulantes, que se dieron a la fuga.

Todo indica que el gobierno peruano está ansioso por aplicar su determinación de derribar las avionetas que ingresen a su espacio aéreo sin autorización.

Y el trabajo que tendrán será sobre todo en la frontera con Bolivia, pues el zar antidrogas del Perú, Alberto Otálora, ha dicho que 85% de las avionetas del narcotráfico tienen matrículas bolivianas.

Las capturas de los últimos días se han anticipado a la autorización del parlamento peruano para que la Fuerza Aérea de ese país derribe las avionetas del narcotráfico. La autorización deberá salir en el curso de este mes de marzo.

Una solicitud similar está haciendo antesala del parlamento paraguayo, país que también recibe la droga que o se produce en Bolivia o en Perú, pero les llega desde Bolivia en avionetas que parten desde la zona de Yapacaní.

Las matrículas, como tiene que ser, son otorgadas por la Dirección de Aeronáutica Civil que, aparte de haber comprado un lujoso departamento en dos millones de dólares en la avenida Arce de La Paz, no se sabe a qué se dedica.

Los pilotos civiles bolivianos saben que en 2014 al menos 80 avionetas bolivianas se perdieron y que unos 50 pilotos perdieron la vida.

De esto no informa nadie. Hay diez escuelas de pilotaje en Santa Cruz y es probable que Bolivia tenga en sus registros, con matrículas legales, la mayor flotilla de avionetas de Sudamérica. Las matrículas sirven para cargar combustible en los puestos regulares, porque en los otros, instalados en pistas de aterrizaje clandestinas en toda la Amazonia, no necesitan cumplir con ningún trámite para reabastecerse de gasolina.

Mientras se dan estas noticias, dos toneladas de harina de coca con destino al Líbano fueron decomisadas, interrumpiendo por el momento un flujo muy intenso de esta exportación “no tradicional”.

Hay una constante en todas estas operaciones de captura de droga o coca preparada: todas se producen fuera de la jurisdicción del Chapare. La zona está rodeada por un halo de protección que la excluye de todo operativo policial. Es una zona de exclusión para la ley.

Es probable que la ONU esté preparando en este momento otro documento para felicitar al gobierno boliviano por su política antidrogas.

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