Innovación y desarrollo

Prosiguiendo con la revisión de las interesantes ideas que propone Andrés Oppenheimer, en su libro más reciente: ¡Crear o morir!, el cual según el subtítulo de la carátula propone ideas sobre “la esperanza de Latinoamérica y las cinco claves de la innovación”, las cuales como en el caso anterior suponen una revisión del pensamiento y acción de intelectuales y empresarios exitosos que, partiendo casi de cero, logran prestigio y fortuna desde muy jóvenes. Las noticias más recientes se refieren a las grandes fortunas por miles de millones de dólares de las empresas más exitosas, con Bill Gates a la cabeza, Mark Zuckerberg, Carlos Slim y otros nuevos nombres no sólo norteamericanos o el mexicano, sino de China, Japón, Corea y otros numerosos países.

¿Cuáles son algunas de esas claves de la innovación? La primera, según entrevista a gentes del famoso Silicon Valley, en California, es la necesidad de crear un “ecosistema” que haga posible la innovación. Ese ambiente se da en ese famoso centro productor de las últimas innovaciones, según entrevista a Vivek Wadha, vicepresidente de innovación e investigación de la universidad. Pero para Wadha el secreto es la gente que convive en todo ese entorno. Silicon Valley nada tiene que ver con el gobierno, ni con los incentivos económicos ni con los parques tecnológicos ni con los parques científicos ni con nada de eso que es una perdedora de dinero que no sirve para nada. El secreto es el tipo de la gente que concentra aquí. “Es una peculiar aglomeración de mentes creativas de todo el mundo, que llegan atraídas por el ambiente de aceptación a la diversidad étnica, cultural y hasta sexual”, que encuentran un ambiente propicio para desarrollar sus ideas.

El economista Richard Florida, de la Universidad de Toronto, manifiesta que “la condición principal para la innovación era tener un clima de negocios favorable”, y según él: “las concentraciones de mentes creativas atraerán a las empresas”.

Según este profesor, en Argentina, Brasil o México puede haber un Silicon Valley, ya que sus capitales tienen ciudades vibrantes llenas de gente creativa. ¿No podríamos crear en La Paz, Cochabamba o Santa Cruz, centros de intelectuales que, en lugar de trabajar aislados en sus universidades o centros de investigación, conformen redes donde se intercambie ideas, iniciativas e incluso invenciones que cambien el país? En Bolivia hay gente talentosa, lamentablemente lo que caracteriza a nuestra sociedad son los círculos reducidos de grupos de investigación o debate que no se interconectan. La Academia Nacional de Ciencias, por ejemplo, vive en su propio encierro. Son círculos de los miembros “de número”, nada abiertos. De este modo no se generan dinámicas innovadoras o creadoras.

Según el autor que nos guía, las tres “T” de la innovación son: Tecnología, Tolerancia y… Testículos”.

Otro aspecto digno de destacar es el cambio de actitud de los innovadores, y uno de ellos que mejor ejemplifica es el caso del chef peruano Acurio. Un caso de éxito mundial en algo que, en general, era considerado de bajo nivel social: la cocina. Su regla es colaborar con los competidores, gracias a ello ha impuesto la “marca Perú”, con base en la comida peruana. Su regla: el chef que esconde sus recetas, se muere con ellas, no alcanza prestigio.

Seguiremos, con un par de artículos, este importante tema de “crear o morir”, que le hace tanta falta a nuestro país, empeñado en retroceder en la Historia.