El término populismo ha adquirido en últimos tiempos un interés posiblemente de carácter mundial. Se utiliza el concepto en Europa, África y en especial en países suramericanos. En Bolivia la palabra es utilizada con creciente frecuencia en medios políticos y de comunicación e inclusive ha adquirido un interés polémico en algunas tiendas partidarias preocupadas por el porvenir del país.
Al respecto, algunos políticos bolivianos han estado publicando artículos, análisis y comentarios acerca del populismo y, en algunos casos, el tema ha sido objeto de polémicas que, sin embargo, todavía, no han llegado a conclusiones definitivas. En todo caso, el asunto va adquiriendo alguna prioridad en el lenguaje político nacional.
Al respecto, de momento en la literatura política y especialmente en los medios de prensa bolivianos, ya se presenta algunas definiciones sobre este aspecto, las mismas que merecen ser tomadas en cuenta para mejor orientación de la opinión pública y en lo que se ha venido en llamar “clase política” (que no es una clase).
Una de esas definiciones dice que populismo es popularidad y, en algunos casos, populacherismo; que quienes lo practican son demagogos que viven viajando, se dedican a las prebendas y la demagogia, ofrecen todo y nada cumplen, tienen libres las manos para utilizar las arcas del Estado y definiciones parecidas.
Otro opinador, agarrando la cuestión por los cabellos, afirma que “los populismos son la vanguardia política, económica y social”, que es una palabra de uso de las “castas señoriales”, y que los populistas actuales son “la vanguardia de la modernización y de la industrialización del mundo y de Bolivia”.
Un populista de la alta jerarquía ideológica oficialista afirma en uno de sus libros de orientación del pensamiento oficial, que populismo es una fórmula milagrosa que, además de haber sido incluida en la Carta constitucional vigente, consiste en “construir el socialismo sobre la base de la comunidad originaria aymara o incaica, sin necesidad de pasar por la etapa capitalista”, dejando de lado concepciones evolucionistas que enseñan que populismo es caer en absurdas ideas anarquistas, antisocialistas, antidemocráticas y antihistóricas que, además, fracasaron en la práctica hace mucho tiempo e inclusive fueron refutadas por grandes teóricos políticos del Siglo XX.
En fin, la cultura política de nuestro país está haciendo esfuerzos para comprender no sólo qué es la política sino también qué es el populismo, del cual se acusan algunos teóricos contemporáneos y se hace referencia de su existencia en partidos, academias, cenáculos, revistas, periódicos e inclusive libros, aspectos que deberán merecer oportuna aclaración.
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