El lago Titicaca, compartido entre Bolivia y Perú, se convirtió en un escenario donde no sólo los narcotraficantes aprovechan para trasladar droga de un país a otro, sino también que esta región es utilizada por quienes se dedican a la trata y tráfico de personas y al contrabando.
Para hacer frente a esta situación, Bolivia, mediante la Armada y otros organismos del Estado, decidió reforzar el despliegue de unidades de la Fuerza de Tarea Especial Diablos Azules al sector con la colaboración de la Armada del Perú.
En ese entendido, el ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, dio inició a las operaciones, del Grupo de Tarea Especial 6.1 que mantendrá un control permanente, en el área lacustre del lago Titicaca, con el objetivo de frenar no sólo el tráfico de droga, sino también la trata y tráfico de personas y el contrabando de combustible.