El optimismo que despertó el proyecto industrial de Bulo Bulo se ha ido desvaneciendo y pareciera que ahora se encuentra en un callejón sin salida por las notables dificultades en que se encuentra su instalación. Esa planta de producción del fertilizante llamado urea, en un sitio céntrico del Chapare de Cochabamba, tendrá el costo inicial de 860 millones de dólares, aunque se estima que para su conclusión y funcionamiento efectivos, requerirá otros 200 o 300 millones más, en vista de los problemas que se han presentado en meses recientes.
Cuando las informaciones oficiales señalaban que esta obra ofrecía “grandes avances”, se conoció que el proyecto encaraba deficiencias notables, como el mal lugar de su instalación, la distancia hasta los mercados de consumo, los altos costos de producción, la falta de vías de comunicación para llegar a los centros de comercialización, etc., aspectos que, sin embargo, pese a las observaciones de los técnicos, no fueron aclarados por las autoridades que, más bien, haciéndose los de oídos sordos ante las denuncias, insistieron en continuar la obra.
Ahora la opinión pública se entera de que la planta de Bulo Bulo podría convertirse en otro “elefante blanco” y en un pozo sin fondo que no tendrá utilidad y que terminará en el abandono, como otros proyectos de alto costo que, pese a nuevas inversiones, nunca entraron en funcionamiento, como ocurre con el famoso caso de Karachipampa, emprendido hace cerca de 40 años y que se ha convertido en un caso paradigmático de la forma cómo no hay que hacer las cosas.
Ahora resulta que Bulo Bulo registra dos inmediatas frustraciones de gran magnitud. La primera de ellas es que hace dos meses la empresa constructora traída por la empresa Samsung se declaró en quiebra y suspendió sus operaciones. A tiempo de retirarse de Bolivia, esta firma despidió a 350 obreros y dejó la obra sin posibilidad inmediata de que siga su proceso de instalación.
Sobre mojado, llovido -como dicen el refrán cruceño. En efecto, ahora Bulo Bulo enfrenta otro signo catastrófico. En efecto, la empresa China Railway acaba de anunciar que se retira del proyecto de construcción de una vía férrea que debía construir entre Bulo Bulo y Montero. Esa firma china había firmado un contrato por 84 millones de dólares, pero en el curso de los estudios se constató que el ferrocarril tenía un verdadero costo de más de 180 millones de dólares, monto del que no quiso responsabilizarse y la obligaron a abandonar el proyecto, dejando al Gobierno con los crespos hechos y con la conclusión de que los sueños, sueños son.
Pero, ahí no acaba la frustración. A ella se suman el bajón del precio del petróleo y la caída del precio de la urea que pasó de 411 dólares a 318 la tonelada, sin posibilidad de recuperación y hasta con tendencia a la baja. Pese a los anteriores factores negativos, el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Guillermo Achá Morales, sostiene que “la ejecución del proyecto no registra ningún contratiempo, el avance físico del proyecto de la planta de amoniaco y urea es del 64%”.
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