La noticia de perfil
El jueves pasado invité a mi colaboradora periodística para asistir juntos a la “gran fiesta gran” que se celebraría en el Naiclú “Malena” de la ciudad de El Alto con motivo del trigésimo aniversario de la creación de dicha ciudad.
Por vez primera, mi reportera cholita rechazó una invitación mía a bailar diciéndome entre estornudo y estornudo que ese día jueves el presidente vitalicio Evo Morales se encontraba resfriado, guardando cama por prescripción médica de su curandero.
Fue entonces cuando pronuncié mi solemne frase que ojalá pudiera recoger la Historia: “Cuando el presidente Evo se resfría todo el pueblo de Bolivia (y parte de Venezuela) estornuda…”.
Como la misión periodística no se detiene, ordené a mi subordinada que -a pesar del resfriado plurinacional y folclórico del jefazo Evo- ella debería seguir trabajando para informar al país sobre la actividad que desarrollaría su eventual reemplazante el vicepresidente Alvarito García Linera.
Refunfuñando (y estornudando), la cholita nacida en Quillacollo aceptó mis órdenes aunque me comunicó que primero trataría de visitar al ilustre enfermo para enterarse de su estado de salud y comunicar la noticia al Pontífice de la Iglesia Católica, el Papa Francisco para que éste redoblara la intensidad de sus oraciones hasta conseguir la mejoría del ilustre enfermo boliviano que había cogido un resfriado luego de haber dicho al electorado boliviano que solamente realizará obras de progreso en los departamentos y ciudades que votaran por los candidatos que él designase.
Mi reportera cholita trató de hablar con el jefe supremo de los “socialistas de Siglo 21”, pero sus guardias y cuidadores se lo impidieron indicando a mi reportera que ninguna chola podría ver a Evo porque podría ser portadora de virus enemigos de la llamada “revolución bolivariana”.
Convencida de no ser chismosa y sólo muy comunicativa, me refirió que el vicepresidente Alvarito (que no estaba resfriado) reemplazó a Evo en los actos que se realizaron en El Alto con motivo de su trigésimo aniversario, en los cuales echó a chorros todo su caudal de refinado odio hacia sus adversarios políticos, aunque sin convencer a los alteños acerca de sus intenciones de voto.
La cholita en su hablar simple y pueblerino me refirió que el vicepresidente Álvaro arrojó rayos y centellas contra sus adversarios políticos y que algunos de esos elementos le quemaron parte de sus hermosas polleritas.
Cuando nos pusimos a escribir esta columna periodística, me pidió que la ayudase a rezar una oración a la Virgen de Urkupiña para aliviar de su resfriado al presidente Evo. Le dije que la nuestra sería una plegaria inútil porque la mamita de Urkupiña no está especializada en curar resfriados ni otros males, sino en hacer milagros económicos, rectificando su intención y diciéndome con la sinceridad que la caracteriza: “No le pidamos ningún milagro económico a la mamita de Urkupiña porque a lo mejor nos escucha y mañana se descubre nuevas cosas acerca del reparto del ya famoso Fondo Indígena”.
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