Situación de los porteros de unidades educativas

La Ley General del Trabajo establece para todos los trabajadores la jornada laboral de 8 horas, pero esta disposición no rige para los trabajadores del sector educativo (maestros, regentes, porteros, auxiliares) por estar regulada por su propia Legislación, donde se establece la “Hora pedagógica”, que consiste en dividir una media jornada en seis o siete periodos diarios. El número de periodos varía según el nivel y la especialidad de cada docente.

En este marco, los conocidos como porteros no se acogen a las formas laborales descritas y el trabajo sacrificado que realizan pasa por la mirada indolente e insensible de las autoridades. Para empezar, no tienen días libres, trabajan a tiempo completo de lunes a viernes los seis o siete periodos que tiene la jornada educativa. Si se trata del Nivel Primario contempla seis periodos, mientras que en el Nivel Secundario contempla 7 periodos y el trabajo se extiende hasta los días sábados.

Estos trabajadores comienzan su jornada laboral una hora antes del inicio de las actividades escolares y concluyen aproximadamente otra hora después de la salida; es decir que en el turno de la mañana inician su labor a las siete de la mañana y después de la salida deben asear la infraestructura, cuya labor se extiende hasta las 14 horas aproximadamente, dependiendo del tamaño de la infraestructura. Por ello para este sector de trabajadores no rige la “hora pedagógica”, que regula únicamente el trabajo de los docentes.

En una determinada infraestructura funcionan de dos a tres unidades educativas, turnos mañana, tarde y noche, y al concluir la jornada de todos los turnos, las y los “porteros” prolongan su trabajo y se convierten automáticamente en “serenos” sin remuneración, lo que significa doble trabajo y doble responsabilidad. Esto sucede con los porteros que viven en las infraestructuras educativas.

Cada unidad educativa tiene depósitos, talleres, laboratorios, salas de computación, pero el Gobierno Municipal que tiene la propiedad de las infraestructuras, simplemente delega la custodia nocturna de su patrimonio a porteras y porteros sin proveerles los elementos para que precautelen su vida e integridad corporal…

Además estos trabajadores tienen dependencia administrativa del Ministerio de Educación y reciben su salario de esta instancia y no así del Gobierno Municipal que únicamente les obliga a prolongar la jornada de trabajo por las noches.

Las y los porteros tampoco tienen vacación, salvo aquellos que no viven en la infraestructura, es decir para ellos no hay sábados, domingos ni feriados, son los serenos permanentes de día y noche a título gratuito, lidiando con malhechores armados que acechan las unidades educativas.

Es más, el Gobierno Municipal no les la dota de máscaras de protección contra el polvo, residuos infecciosos que están en los patios, pasillos, campos deportivos, reparticiones administrativas, baterías sanitarias, etc.

Una vez que los estudiantes ingresan a las aulas, cuidan las puertas de ingreso, y muchas personas piensan que las y los porteros tienen la obligación de hacer cualquier labor, hasta mandados; en los hechos hacen actividades que les asignan directores, secretarios, regentes, profesores e inclusive las juntas escolares. En otras reparticiones del Estado, los porteros se limitan a su trabajo específico.

Para estas múltiples funciones en la actualidad muchos de estos desafortunados trabajadores involucran a toda su familia, por cuanto una sola persona no puede hacer la limpieza en el poco tiempo disponible entre la salida de un turno y el ingreso de otro.

Por otra parte, las condiciones habitacionales donde están obligadas a vivir son precarias, improvisadas e insalubres, ocupan una habitación pequeña que comparten con sus hijos. Con referencia a la vivienda destinada a porterías, debiera tener condiciones adecuadas, considerando que estos trabajadores viven durante toda su vida laboral en las infraestructuras educativas.

Al margen de la incomodidad habitacional, las porteras y porteros salarialmente son los más relegados, su nivel económico está en el último peldaño del sector educativo y los incrementos salariales porcentualizados de cada año resultan insignificantes, tomando en cuenta que su haber básico es el más bajo de la escala salarial del Magisterio. A la par, estos trabajadores carecen de incentivos para su buen desempeño, tampoco hay programas de capacitación para mejorar su formación. Sólo recaen sobre ellos críticas exigiendo mejor relacionamiento y trato para con los diferentes actores de la comunidad educativa.

En pleno Siglo XXI no debería haber relaciones laborales de semi esclavitud, más aún cuando la nueva Ley 070 busca la transformación estructural de la educación para vivir bien, impulsando los valores de igualdad y justicia social, con una nueva educación descolonizadora y liberadora…

En este sentido, que las autoridades ediles reflexionen sobre la nueva amenaza que se cierne sobre ellos y ellas, pues se pretende suspenderles las ventas de los kioscos, cuyos ingresos les ayudan a paliar su situación económica, olvidando una disposición emitida por las autoridades educativas que les otorga este derecho para compensar de alguna manera el trabajo que realizan…

El autor es Presidente de la Asociación de Directores de La Paz.