El eterno camino del minero

Hoy una de las primeras empresas estratégicas y más importantes de la Corporación Minera de Bolivia es Colquiri, yacimiento minero explotado desde la época de la colonia, y continúa contribuyendo al tesoro nacional para beneficio de las mayorías nacionales. Después de la nacionalización de junio de 2012, se ubica como ejemplo de empresa productiva del sector minero, debido a la fuerza y estirpe del trabajador oriundo de la 4º Sección provincia Inquisivi del departamento de La Paz, levantando en sus hombros la pesada cruz andina y cristiana, siguiendo la herencia de sus antecesores, pisando fuerte la tierra y arañando la riqueza de sus entrañas.

Caminando por Colquiri, parece que el tiempo se ha detenido, pues no hemos valorado el sudor de la frente al subir a tus cumbres, para ver y entender tu verdadero horizonte, tus esfuerzos en el interior de la mina o el desafío de la húmeda planta de concentración.

Muchos no hemos puesto los pies en la tierra, pues no hemos sentido tu realidad, es más hemos confundido tu realismo con el conformismo casi generalizado. Quizás te hemos sido siempre infieles, porque tu riqueza la llevamos para fortalecer otros lugares.

Pero todo lo que quieres ser o tener procede del amor a tu tierra, sin el cual no te moverías, no existiría la fuerza positiva que te incita a levantarte cada mañana a trabajar. Toda acción de dar, crea una acción opuesta de recibir y lo que recibes siempre equivale a lo que has dado, por tanto debemos ser optimistas con nuestra región, con nuestra empresa, como aquellos que luchan incansablemente contra enfermedades como el cáncer, ensayando soluciones; como también aquellos que buscan adelantos tecnológicos, pensando siempre en un bien social y humano.

Dignificar nuestro origen será encontrar el camino que nos lleve a nuestra meta, con entrega y férrea disciplina. El trabajo es un privilegio que nos llena de alegría, exijámonos en todo; realicémonos como seres que entienden el perdón que es enseñar a servir; aceptemos nuestras fallas y remediemos los errores; aprendamos del fracaso y ahora más que nunca con la mirada en alto, trabajemos concentrando nuestra fuerza en lograr nuestros sueños, y así descubriremos que podemos ser dignos hijos del sol.

Trascendamos nuestro tiempo, mejorando nuestro mundo; nuestro aval es ser honestos, la libertad es nuestra dicha; nuestro gas y nuestra empresa merecen trabajadores de excelencia; ofrezcamos nuestro ajayu, nuestra samaña para hacer cambios profundos a favor de nuestro sueños, del país, de Colquiri, de la empresa con amor a la familia. Siempre con nuestra pareja.

Volver es agradecer siempre; debemos ser agradecidos en esta vida porque la diferencia entre las personas buenas y malas son los valores morales y hacer algo más allá de nuestra responsabilidad es ser héroes. Sobresalir en cualquier lugar de trabajo es comprender el poder de nuestra fuerza de voluntad, ya que los grandes cambios no los hacen las grandes mayorías, sino las “grandes” minorías. No hemos decidido nosotros el lugar de nuestro nacimiento, pero sabemos que tenemos una gran responsabilidad, que heredamos de los que nos han antecedido, inculcar como ellos la fuerza del trabajo para dejar a nuestros hijos, nietos y bisnietos un mejor porvenir. Si huimos ahora, si dejamos esta tierra, quién más que nosotros luchará por ella, quién trabajará por su futuro, por tanto tenemos un compromiso ineludible.

Dejar a nuestros hijos como personas con valores, mucho optimismo, energía, sentimiento, entrega, pasión, es un compromiso con nuestro tiempo. Depende de nosotros inculcarles para que no sean espectadores de los inevitables cambios, que comprendan que Bolivia no es una simple nacionalidad, es el vientre de mi madre, son los niños huérfanos, los hombres y mujeres que necesitan de nosotros. ¡Yo no soy de Bolivia, “yo soy Bolivia”, no soy de Colquiri, “yo soy Colquiri”!