Cronista policial

Encargué a mi periodista que trabajase en el ámbito electoral, pues en todo el territorio la ciudadanía pugna para designar a sus autoridades locales, aunque todo es una ilusión colectiva porque la máxima autoridad del Estado Plurinacional y Folclórico interviene en las campañas con gran entusiasmo.

La cholita tomó su misión periodística con gran entusiasmo y al rendirme cuenta de su labor me dijo frotándose las manos: “la cosa está que arde y hay orden de no aflojar, pues la pugna política está desvelando misterios que hasta ayer fueron secretos de Estado…”.

Como comprenderán, mis lectores, yo le dije a mi colaboradora “¡Avanti bambina cochabambina que la victoria es nostra!!!”. Y la bambina cochabambina comenzó a hablarme de las sospechas que abrigaba en sentido de que la política se confunde muchas veces con el delito.

Esa arriesgada opinión fue confirmada al nombrarme a algunos candidatos y candidatas que eran juzgados por sus adversarios como encarnadas figuras delictivas, citándome como ejemplo a muchos candidatos involucrados en el festín del Fondo Indígena.

“¿Dónde está el hecho político y dónde la tentación de ser más ricos y poderosos…?” -preguntóse Macacha-, sin atreverse a buscar una respuesta más o menos decente.

Como lo político y lo policial se confunden en este y en otros casos, la cholita cochabambina nacida en Quillacollo se sintió detective y me pidió que le prestara mi pistolita, esa que la tengo tan guardada desde hace muchos años.

Naturalmente negué su solicitud y le dije que el arma más poderosa que usamos los periodistas es la verdad que guía toda nuestra actividad.

Al ver que la cholita-periodista estaba tan envalentonada, le pregunté con cautela si ella conocía, o había oído hablar de un famoso Coronel Nina, ahora descubierto como narcotraficante mientras ocupaba altos cargos oficiales. La cholita sacó su libreta de anotaciones escondida entre los pliegues de sus enaguas y polleras y leyó lo siguiente: “Coronel Nina: Antiguo narcotraficante muy conocido en las esferas oficiales desde hace muchos años; se dice que posee una gran fortuna y que realizó sus actividades desde los tiempos del ex ministro Sacha Llorenti. No es el primero de los jefes policiales que trabajaron en altos cargos oficiales. Así que no se hagan “k’asas” (léase desentendidos o suecos) al saber que este policía tiene mucho dinero”.

Al enterarme de que mi comadritay ya tenía fichado a este personaje, no tuve más remedio que reconocer el genio detectivesco de mi reportera y pariente espiritual, quien ahora navega en las aguas procelosas de la política y los delitos.