En 1943, el físico alemán Heisenberg afirmó que sería capaz de crear un explosivo con “un poder destructor desconocido hasta hoy”, pero el proyecto falló por causas desconocidas.
En plena Segunda Guerra Mundial el Gobierno de Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. No es para menos, pues aquel terrible acto de 1945 se tradujo en cientos de miles de muertos, en un horror inimaginable y, para colmo, en una condena nuclear que pervivió durante décadas en Japón.