Gobierno afronta corrupción en Petrobras
Problema político puede agravar el económico, admitió el ministro brasileño de Hacienda.
Sao Paulo.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue nuevamente ayer blanco de las protestas antigubernamentales que los oficialistas atribuyen a una orquestación “golpista” financiada por la oposición y que amenazan con agravar las crisis política y económica que sufre Brasil.
A su llegada a un centro de convenciones en Sao Paulo para inaugurar una feria de constructores, la jefa de Estado fue abucheada e insultada durante unos cinco minutos por empleados de los expositores, que insistían en gritar “Fora PT” (Fuera PT), en referencia al gobernante Partido de los Trabajadores, informó Efe.
Las muestras de rechazo a la mandataria comenzaron el domingo, cuando se escucharon abucheos, cacerolazos y pitos en algunos barrios acomodados de una decena de ciudades durante la transmisión de un pronunciamiento en una cadena nacional de televisión en el que Rousseff defendía sus medidas de austeridad.
Y se esperan otras manifestaciones hasta el domingo, para cuando está programada una jornada de multitudinarias protestas contra el Gobierno en varias ciudades del país.
Las protestas han sido convocadas por diferentes grupos apoyados por partidos de oposición y presentan una amplia gama de reclamaciones, incluyendo un juicio político contra Rousseff por su supuesta responsabilidad en las corruptelas de Petrobras y la delicada situación económica del país.
El PT atribuyó los cacerolazos a un movimiento “con sesgo golpista” orquestado y financiado por la oposición y Rousseff advirtió de que la sociedad brasileña “no aceptará rupturas” democráticas.
“Dejen de buscar una tercera vuelta electoral. Las elecciones ya acabaron y una tercera vuelta no puede ocurrir, a menos que alguien quiera una ruptura democrática”, aseguró.
Las protestas, alega la oposición, surgieron espontáneamente por parte de personas preocupadas con la situación económica del país, que rechazan las medidas de ajuste fiscal anunciadas por el Gobierno o que están indignadas por el gigantesco escándalo de corrupción que sacude a la estatal Petrobras, la mayor empresa de Brasil.
De acuerdo con el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la mayor fuerza opositora, la insistencia del Gobierno en atribuir las muestras de insatisfacción a una campaña “golpista” puede agravar aún más la crisis.
“Con su ineptitud para tratar un momento delicado, Dilma (Rousseff) está consiguiendo transformar lo que era una dificultad económica en una crisis política”, de acuerdo con un análisis de coyuntura divulgado el lunes por el principal partido de oposición.
Según la formación liderada por el senador y excandidato presidencial Aécio Neves, el Gobierno continúa atribuyendo la difícil situación económica a la crisis internacional, como lo hizo Rousseff el domingo en un discurso “tan engañoso y falso que recogió, en tiempo real, uno de los más explícitos rechazos de que se tienen noticia en el país: un cacerolazo gigante”, dijo.
DATOS
- Para corregir “dificultades transitorias”, el Gobierno anunció una serie de medidas de austeridad, que incluyen el control de gastos y aumento de impuestos.
- El recorte de ciertos beneficios laborales ha sido criticado incluso por sindicatos y sectores de izquierda aliados de Rousseff.
- El Congreso ha rechazado algunas de las medidas, presionado por la impopularidad del ajuste y por la crisis generada tras la decisión de la Corte Suprema de investigar a 34 parlamentarios.
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