Calidad de vida

Se conoce a través de los medios noticiosos internacionales que entre las mejores ciudades del mundo con una inigualable calidad de vida, para felicidad de sus habitantes, figura una vez más Viena, capital de Austria. Además se puntualiza que en 2015, como en años anteriores, volvió a imponerse esa maravillosa urbe, mientras que siguen dominando los primeros puestos las metrópolis europeas.

Según la consultora líder en Recursos Humanos, Mercer, reconocida a nivel internacional, todas las ciudades son evaluadas con base en condiciones de vida locales que incluyen el estudio de 39 factores, agrupados en 10 categorías, tomándose en cuenta el entorno político y social, económico, sociocultural, consideraciones médicas y de salud, servicios públicos y transporte, entre muchos otros requisitos.

Hablando de América del Sur, de 230 urbes evaluadas en el mundo, las de esta región ocupan, por ejemplo el puesto 78, refiriéndonos a Montevideo, Uruguay; en tanto que Buenos Aires, Argentina, figura en el 91, y Santiago de Chile, en el puesto 93. Nuestra capital, La Paz, clasifica en el 156, y Caracas, Venezuela, 179.

Como se podrá advertir, esta ínclita urbe, donde se cobijan paceños y no paceños, no figura en los primeros lugares de esa clasificación, pese a que últimamente fuimos reconocidos como una de las ciudades maravilla. Pero, aquí cabe destacar, una vez más, que ese honroso denominativo fue logrado por Chuquiago Marka, gracias a sus propias bellezas naturales, entre ellas el majestuoso Illimani, centinela sempiterno de La Paz. No mediaron para ello acciones de figuración de políticos y no políticos, sean ediles u otros. Y esa denominación, no quiere decir que se tenga una excelente calidad de vida, pues por el contrario, nos ubican entre los últimos.

Lo que sucede es que un desordenado crecimiento urbano luego se traduce en graves problemas, como el último en una zona del sector sur, porque se carece de fiscalización técnica adecuada; tenemos un transporte caótico que ocasiona congestionamientos prolongados diariamente; la ocupación de aceras y hasta parte de las calzadas de las vías públicas está a cargo de millares de comerciantes callejeros; nuestros espacios públicos son una especie de mingitorios al aire libre; los bloqueos y cierres arbitrarios de calles y avenidas son de cualquier día y momento; la inseguridad, amén de otros factores desagradables, indudablemente no permiten reflejar una excelente calidad de vida.

Frente a ello, enorme es el reto de quienes vayan a ser electos para dirigir los destinos no sólo de La Paz, sino de otras ciudades del país. A dichas autoridades les quedará el reto de enfrentar que nuestra capital sea considerada de aquí a un tiempo con una, al menos, regular o buena calidad de vida. No dejemos sola a nuestra urbe, que gracias a sus dones naturales es una ciudad maravilla.