La noticia de perfil
Después de haber oído decir al presidente Evo su célebre frase “¡Caiga quien caiga!”, referida al asunto de malos manejos millonarios en el Fondo Indígena, dije a mi socia periodística: “¡Vaya a recoger a los “caídos” por tal asunto y pregunte si se arrepienten!”.
La cholita montó en mi motocicleta Harley Davidson y dejé de verla por varias horas.
Cuando ya dudaba del éxito periodístico de mi pupila, llegó sudorosa y fatigada para contarme que la frase presidencial fue vana porque todos los “caídos” que encontró se hallaban ilesos y hasta se rieron de mi reportera, a quien calificaron de “ilusa” y de chola cochabambina metiche y entrometida.
Quise aliviar las ofensas inferidas a una periodista que sólo cumplió su deber profesional y me atreví a sugerirle que entrevistase a nuestro Presidente Vitalicio y le hiciese saber que sus órdenes no son acatadas ni siquiera por sus dirigentes muy próximos, pero la cholita sonrió ante mi senil ingenuidad.
Mi comadritay -como ustedes ya saben- es muy perspicaz, continuó explicándome los vericuetos de ese laberinto que se originó en los malos manejos del Fondo Indígena que seguramente dolieron al gobernante y lo obligaron a lanzar su frase genial de que esos hechos serían investigados y serían sancionados “caiga quien caiga”.
La valerosa cochabambina (descendiente de las Heroínas de la Coronilla) me dijo: “nuestro presidente que es muy astuto dijo “caiga quien caiga”, pero a continuación dotó de paracaídas a todos sus amigos, para que ninguno cayera y todos salvaran el pellejo”, lo cual le pareció a Macacha una demostración de astucia política muy propia de los altoperuanos, que somos todos nosotros.
Con la audacia que la caracteriza, mi reportera cholita se permitió decirme: “Yo me atrevería a decir, enmendando la frase presidencial, la siguiente frase: “¡Caiga quien caiga para que nadie caiga!”, frase de Macacha que me pareció genial y que se ajusta mejor al curso de los hechos que sucedieron y que continuarán su curso mañana y los días venideros.
Adaptando tal frase a nuestras vidas, Macacha me dijo al concluir la redacción de esta columna periodística: “Ahora, hablando entre nosotros, quiero decirle, compadrituy: “Caiga quien caiga” nuestra amistad profesional nunca caerá, como tampoco caerán las autoridades del desfalco a los dineros del Fondo Indígena. Se lo digo yo, Macacha viuda de Racacha, su comadre y colega periodística”.
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