Los peritos convocados por la exesposa de Alberto Nisman sostienen en su informe que el fiscal murió frente a la bañera, con el torso erguido y la rodilla derecha apoyada en el piso.
Para llegar a esa conclusión tuvieron en cuenta que no tenía marcas de golpes en la espalda, en la cabeza ni en sus miembros; y que la sangre que cayó sobre el lavatorio vino de una altura baja, por lo que la cabeza estaba cerca.
Para ellos, entonces, estaba arrodillado: no hay otra razón posible. Según publicación de La Nación, en el baño junto a Nisman, los peritos ubican a un posible “atacante”, parado atrás.