“La buena fe debe regir las relaciones de los Estados entre sí”, sostiene el inciso (c) del Artículo 5, correspondiente al Capítulo II, de “Principios“, de la Carta de Organización de los Estados Americanos, suscrita por la IX Conferencia Internacional Americana, en Bogotá, en abril de 1948.
Los bolivianos, gobernantes y gobernados, siempre hemos actuado de buena fe con Chile, pese que fuimos objeto de desmembramiento territorial, en 1879, por ese país.
Prueba de aquello es que sus enviados diplomáticos gozaron de respeto y consideración asumida por el conjunto nacional dentro de nuestras fronteras. Habíamos confiado, posiblemente mucho, en que íbamos a ser retribuidos de la misma manera, pero estuvimos equivocados.
Antes de que se produjera la Revolución de 1952, el señor Gastón Wilson, de nacionalidad chilena, fue condecorado, en dos circunstancias, con la Orden Nacional del Cóndor de los Andes, por quienes entonces conducían los destinos de la Patria.
En la primera ocasión recibió esa máxima distinción nacional en el grado de Oficial, el 15 de enero de 1941, en oportunidad de la visita realizada a Bolivia por el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Manuel Bianchi, de quien era Secretario.
En la segunda, el 21 de marzo de 1950, por haber ejercido durante cerca de tres años el cargo de Primer Secretario de la embajada de Chile en Bolivia.
“Que durante el ejercicio de sus funciones oficiales desplegó inteligente y esforzada labor de acercamiento espiritual y material entre Bolivia y Chile”, manifiesta la parte considerativa del Decreto Supremo No. 01961, de 21 de marzo de 1950, firmado por Mamerto Urriolagoitia y P. Zilvetti Arce.
Y “decreta: Artículo único.- Asciéndase al grado de Comendador de la Orden Nacional del Cóndor de los Andes, al Oficial señor Gastón Wilson. El señor Ministro de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores queda encargado de la ejecución y cumplimiento del presente Decreto”.
¿Se imagina la opinión pública interna y externa a un súbdito chileno ostentando el grado de Oficial y el de Comendador de la Orden Nacional del Cóndor de los Andes?
He ahí la buena fe boliviana, corroborada ante el mundo y el invasor de 1879, en particular. Empero en cuanto Bolivia recurrió a la buena fe de Chile a fin de que sea resuelto, con la mediación de la Corte Internacional de Justicia, su centenario enclaustramiento, aquél ha respondido con exabruptos, adjetivaciones y descalificaciones. Un lenguaje propio de los Koning, Merino, Piñera y Muñoz.
La demanda, en La Haya busca una solución pacífica, y de buena fe, al más que centenario diferendo boliviano – chileno, conforme el mandato del Artículo 33, del Capítulo VI, de “Arreglo pacífico de controversias”, de la Carta de las Naciones Unidas, aprobada en San Francisco, el 26 de junio de 1945, que señala: “En una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional trataran de buscarle solución ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial…”.
En suma: la demanda boliviana no busca violentar tratados.
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