El año 2014 para nadie fue bueno por la caída de precios del petróleo. Sin embargo de esa desaceleración, en Colombia hubo buenas cifras de crecimiento.
La fortaleza de la economía colombiana se fundamenta en importantes transformaciones en lo económico, político y social. No olvidemos que el PIB colombiano subió de menos de USD 100.000 millones en 2000 a un PIB cercano de USD 390.000 millones, en la actualidad con un PIB per cápita superior a 8.000, cuando a principios de la década era de 2.000.
Algunos estudiosos dicen que si Colombia no tuviera guerrilla de las FARC y narcotráfico, fácilmente podría equipararse a un país europeo. En 2014 recibió aproximadamente 15 mil millones USD en inversión extranjera directa.
Sin embargo la caída del petróleo también apretará la economía colombiana: menos ingresos por exportaciones y con compañías petroleras recortando presupuestos de inversión.
El propio presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), Francisco Lloreda, dijo “…si fueran sólo los precios no sería tan grave, pero en Colombia a eso le tiene que sumar los altos costos operativos y ahora la reforma tributaria, eso da una mezcla de factores que pintan un panorama perverso…”.
Y si la industria energética está en problemas. El país está en problemas.
Las exportaciones de hidrocarburos representan el 54% del total del país, el 40% de IED va a la industria petrolera y la quinta parte de los ingresos fiscales de la Nación son generados por ese sector.
Obviamente producir un barril/petróleo en Colombia versus en Arabia Saudita es muchísimo más costoso. De manera que lograr nuevas inversiones, en este escenario, será complicado.
Quizá lo que más preocupa a las compañías -además de los ataques de las guerrillas y de grupos del crimen- es la reforma tributaria que eventualmente incrementaría la carga fiscal del sector.
Las compañías, entonces, recortarán presupuestos porque tienen bajos precios de barril/petróleo, problemas para invertir en un país con nuevas y más pesadas cargas tributarias y porque, definitivamente, el desarrollo de tecnologías para la industria -o su aplicación- en América Latina es más costosa que en el golfo o en Estados Unidos.
La reducción de presupuestos de compañías afectaría a toda la economía colombiana: el presidente de la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros, Rubén Darío Lizarralde, indicó que este panorama sería “catastrófico” para este sector, que genera 120 mil empleos.
La receta es (o mejor dicho, parece sencilla): se debe seguir produciendo de todas formas para generar ahorros e inversiones siendo más competitivos. Cuando venga el “efecto rebote” y los precios del barril vuelvan a trepar, Colombia estará preparada con una producción que responda, además, a los mercados más exigentes.
Colombia va a invertir, impulsando acciones desde el sector público, en infraestructura y seguir en la aplicación y permanente deliberación de su interesante plan y desarrollo de la eficiencia energética.
La eficiencia energética tiene impacto directo sobre el crecimiento económico ya que ahorrar energía sin sacrificar la producción, disminuye su costo y contribuye a la competitividad.
Fuentes públicas calculan superar la producción de 1 millón de barriles en 2015, en lo real esa cifra quizá no sea alcanzada.
No perdamos de vista que la propia estatal colombiana de petróleo presentó su plan de inversiones en diciembre 2014 y para la gestión 2015 de 7.860 millones USD (25% menos que el 2014) y avizorando producción de 760.000 barriles/día; además habría una reducción de la perforación (995 en el 2014 a un estimado de 830 en el 2015).
No obstante, un miembro de una empresa consultado destacó que, como producto del actual cese unilateral del fuego por parte de las FARC y de menores situaciones de bloqueos (ante los bajos precios, las comunidades bajan el nivel de protesta), la actividad petrolera está registrando en enero una actividad de producción con menores contratiempos por estas causas. De igual forma se reduciría un poco los proyectos off shore.
De todas formas, Colombia debe seguir o promoviendo inversión pública en el sector energético y apostar a la construcción intensiva, sin descuidar lo que ya avanzó en petróleo/gas de manera de generar cifras mejores a las del 4-5% de crecimiento que le asignan a Colombia para 2015. Otro acápite importante sería el fin de las FARC o guerrillas que definitivamente sí perjudican al desarrollo.
El autor de esta nota es consultor, síguelo en Twitter: @bguzqueda
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