Aproximadamente un millón de personas marcharon ayer en contra la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en las calles de Sao Paulo. Fue la más multitudinaria jornada de protestas convocadas en decenas de ciudades del país, informó la Policía.
Vestidos de verde y amarillo, los colores de la bandera de Brasil, los manifestantes protestaban por el megaescándalo de corrupción en la estatal Petrobras y la compleja situación económica, en marchas que alcanzaron el mismo tamaño que la revuelta callejera espontánea de junio de 2013. La cifra equivale a 0,75% de la población.