El socialismo puede esperar

El desafío que hace el gobierno al sector privado para que invierta más se ha convertido en una trampa para el propio gobierno, que se enfrenta a la necesidad de admitir, esta vez con todas sus palabras, que el discurso del socialismo era solamente un chiste.

Y, de paso, el gobierno pospone, por tercera vez, la “cumbre agropecuaria”, una reunión en la que deberá reconocer, ante sus propias bases, que el sector privado tiene un rol decisivo que cumplir en la economía nacional, más importante que las inexistentes “empresas comunitarias”.

Decir todo esto cuando el socialismo del Siglo XXI se está desmoronando, cuando Cuba llega a acuerdos con Estados Unidos y con la Coca Cola, Venezuela está viviendo los últimos días del chavismo, Argentina los del peronismo K y Brasil los del petismo, es muy difícil para el masismo.

Eso de que el socialismo era un chiste lo descubrieron los masistas cuando entendieron cómo es la filosofía de los aymaras, la antítesis del socialismo, o de los cocaleros del Chapare, que practican el más crudo capitalismo salvaje que se conozca, produciendo coca en sus predios privados y vendiéndola a los narcotraficantes que mejor pagan.

Ahora, la empresa privada le dice al gobierno que para invertir los montos que se le exige, necesita saber cuál es el rol del sector privado y cuáles son las “seguridades jurídicas”.

El gobierno, en suma, se ha puesto la soga al cuello sin percatarse, porque ahora debe responder al sector privado y admitir que toda esta historia de la revolución socialista, del proceso de cambio y todo lo demás era solamente un discurso para los ingenuos, unos ingenuos que lo sabían todo desde el principio.

Lo cómodo de todo esto es que el presidente Morales no tiene que hacerse problema de ir a La Habana a dar explicaciones, porque los Castro están de vuelta en su revolución. Tardaron más tiempo, es cierto, pero están de regreso.

Quizá el próximo viaje de Morales a La Habana sea para pedir que le ayuden a mejorar sus relaciones con el Departamento de Estado. ¡Cuba ha sido exculpada de todos los pecados de narcotráfico por Estados Unidos, mientras Bolivia sigue en la lista negra!

Y los Castro saben muy bien que el socialismo puede esperar.

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