Un organismo presuntamente estatal ha comunicado que realizó plantaciones de arbolitos en diversas regiones del país, llegando a sembrar alrededor de cien mil plantines. Además, anunció que en tiempos futuros continuará con esa labor y llegará a plantar hasta diez o más millones de plantitas en próximos años.
La noticia no puede ser más halagadora y algunos ecologistas, que ya propusieron hacer grandes plantaciones de arbustos y árboles en el altiplano y los valles del país, batirán palmas de alegría y agradecerán a Dios porque alguien se acordó de reforestar al país con el aditamento de que ello significará crear una gran riqueza vegetal, se frenará la erosión de las tierras y otras ventajas.
Pero la halagadora información de hacer plantaciones de arbolitos se convierte en una decepción en cuanto se averigua la verdad, pues se choca contra dudas monumentales y, al mismo tiempo, se advierte que las plantaciones no existen o bien son proyectos imaginarios que están muy lejos de la realidad, a no ser que se demuestre lo contrario, pero no en desmentidos de prensa, sino en los hechos, pruebas en mano.
De manera inicial, las noticias de algunas forestaciones no tienen seriedad, pues no se sabe dónde se las ha realizado ni quién las hizo efectivas. Por otro lado, no se sabe dónde están los viveros donde se preparan los almácigos y trasplantes iniciales y tampoco se sabe cuál es su funcionamiento. Al respecto, personas de reconocida seriedad profesional aseguran que en ninguna parte del país han visto viveros pequeños ni grandes y menos que tengan la magnitud para cultivar diez mil o más plantines para su traslado en bolsas plásticas o macetas para su trasplante en terrenos apropiados para el caso.
Se trataría, en esa forma, de viveros y bosques fantasmas, ya que, por lo demás, no se indica en qué sitios del país están las flamantes plantaciones, ni quién las realizó y, más aún, qué especies fueron utilizadas para tan noble labor.
Por otra parte, es preciso recordar que los viveros deberían estar a cargo de ingenieros forestales que no sólo hagan germinar las semillas, sino también sepan escoger los terrenos donde se realicen las plantaciones, así como las temporadas para hacer realidad esa actividad. Es necesario destacar que las forestaciones no son milagrosas y no se producen por el simple deseo de ciertas autoridades que quieren hacer tragar a la población ruedas de molino como si fueran hostias.
El viejo proyecto de realizar grandes forestaciones en el altiplano, valles y trópico constituye una necesidad nacional, pero siempre que no sea una ilusión óptica ni una oferta engañosa, por lo que sería conveniente que los responsables de estas informaciones de bosques y viveros fantasmas sean, por ahora, confirmadas con datos concretos para ver que no se trata de proyectos faraónicos de altísimo costo que nunca se han realizado.
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