Bolivia jamás renunciará a su cualidad marítima, por cuanto surgió a la vida republicana e independiente con territorio costero, propio. El Libertador Bolívar ratificó esta realidad histórica al habilitar, mediante el decreto de 28 de diciembre de 1825, promulgado en el Palacio de Gobierno de Chuquisaca, el primer puerto boliviano sobre el Pacífico: el “Puerto La Mar”, en reconocimiento “al mérito contraído por el Gran Mariscal don José La Mar, vencedor en Ayacucho”, sostiene la disposición gubernamental.
En consecuencia Bolivia ha sido persistente en el propósito de recuperar su salida libre, útil y soberana, al océano Pacífico, pese a las argucias e intimidaciones del invasor. Pruebas al respecto abundan en la historia diplomática boliviana.
En este marco el Gobierno nacional, el 5 de agosto de 1932, expresó su adhesión a la Declaración Sobre No Reconocimiento de las Adquisiciones Territoriales por la Fuerza, firmada en Washington por 19 países americanos, el día 3 del mismo mes y año.
El portavoz oficial fue el canciller de Bolivia, Julio A. Gutiérrez, cuya comunicación en parte señala: “En esa nota declaran los representantes de las repúblicas americanas, reunidos en Washington, que el respeto al derecho es una tradición de las Naciones Americanas, que se oponen a que la fuerza solucione las controversias”.
Pero la casta dominante chilena siempre ha ignorado el principio del respeto al Derecho ajeno, que fue y es una tradición propia de la región, ya que invadió territorio patrio, con fuerzas militares, en 1879, por sus propósitos de hegemonía en el Pacífico, con el pretexto del impuesto de diez centavos sobre cada quintal de salitre exportado de nuestro territorio, creado durante el gobierno de Hilarión Daza. Este impuesto desató la invasión, el saqueo y el enclaustramiento boliviano. Y con todo este accionar agresivo no sólo se ha enriquecido el vecino, sino también el empresario británico John Thomas North.
“Al contestar la nota, nos corresponde tomar en cuenta las declaraciones en ella contenidas que interpretan con perfecta exactitud el pensamiento boliviano, que desde hace medio siglo viene protestando contra la guerra de conquista. Ellas se inspiran en las ideas que informan el Derecho Público Americano que no admite la ocupación usurpadora como título de dominio. Bolivia, país enclaustrado en el corazón de Sudamérica y reducido al vasallaje internacional por causas conocidas, recibe con entusiasmo la nueva Doctrina que se inicia en América: de que la fuerza no da derechos”, reitera asimismo.
La Declaración Sobre No Reconocimiento de las Adquisiciones Territoriales por la Fuerza contó con la participación del embajador de Chile, Miguel Cruchaga. En consecuencia este país tuvo que informarse de la actitud política asumida por Bolivia con referencia al contenido de dicha decisión de carácter continental.
“La Declaración relativa a que las Naciones de América no reconocerán las adquisiciones territoriales que sean obtenidas por ocupación o conquista por la fuerza de las armas, es doctrina que no nos alcanza, porque Bolivia no conquistó antes territorios, ni pretende ocuparlos hoy”, termina diciendo la nota oficial de Bolivia.
En suma: Bolivia siempre reprochará la ocupación chilena en su Litoral.
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