Concierto de Bolivia Clásica

En el Circulo de la Unión, que ya nos tiene acostumbrados a programas selectos de música, el jueves 19 de marzo de 2015, en horas de la noche, nos hemos deleitado con un concierto muy particular con que nos sorprendió la Fundación Bolivia Clásica que dirigen los hermanos Vera Woudstra, invitando a artistas de primera categoría en la ejecución de instrumentos que, al mismo tiempo trasmiten los secretos de su arte a los componentes de la Orquesta de Cámara Juvenil que prepara la Fundación.

Esta vez fueron los norteamericanos Kevin Schaffter, clarinete y Andrea Beyer (contrabajo) y los bolivianos Lucas Viscarra (clarinete) y Marco Pérez (piano) que interpretaron un repertorio poco conocido entre nosotros, de Manuel de Falla, canciones populares españolas; Maurice Ravel, habanera; Félix Mendelssohn, concierto para dos clarinetes y piano. En la segunda parte Peter I. Tchaikovsky, serenata para cuerdas; A. Piazzolla, oblivion; G. Bottesini, concierto para contrabajo y cuerdas, para concluir con la sinfonía para cuerdas Nº 10 de Mendelssohn, bajo la Dirección de Armando Vera W. que viene destacándose en la conducción de orquesta.

El clarinetista Zchaffter es un artista de alto vuelo que domina a la perfección su instrumento, la habanera de Ravel se escuchó con el deleite que este género conmueve siempre.

El contrabajo, el instrumento más grave de una orquesta, es conocido en nuestro medio un poco perdido en el conjunto orquestal. Pero en esta oportunidad, Andrea Beyer, como solista y acompañada del clarinete de Schaffter, nos ha impresionado gratamente con su encanto, descubriéndonos las hermosas tonalidades y recursos del instrumento que muchos habremos escuchado por primera vez.

Quien nos ha vuelto a cautivar es el joven y talentoso Lucas Viscarra, a quien ya hemos admirado en anteriores conciertos, y ahora se ha visto su talento más firme y vigoroso que augura un gran porvenir, si continúa su dedicación y perseverancia. Tocar con un virtuoso consagrado, en los trinos conjuntos con Schaffter en el concierto de Mendelssohn fue un verdadero deleite de armonía esplendorosa.

Si no fueran estos eventos que nos regalan esfuerzos privados como Bolivia Clásica, que acogen espacios como el Círculo de la Unión, los amantes de la música selecta no tendríamos fuera del Centro Sinfónico, un espacio de esparcimiento en La Paz, ciudad nominada nada menos como una de las ciudades maravillosas, con un desmerecimiento en este aspecto. De ahí por qué las autoridades, instituciones cívicas y ciudadanía en general deben aunar su empeño para que esta ciudad insigne cuente, en breve tiempo más, de un gran Teatro dedicado a la ópera, la música sinfónica y el ballet, cuyas maravillosas interpretaciones embelesan otras capitales del mundo.

Se hace muchas obras en el país, plausibles; pero también, debemos dedicarnos a las que elevan el espíritu y nos llevan a otras dimensiones estéticas y culturales de las que estamos postergados sin merecerlo. El predio del Panóptico se viene señalando como el sitio a propósito para el Gran Teatro.

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