Muchos de los pacientes no aceptan la prueba rápida para detectar el virus del VIH afectando así el tratamiento correspondiente.
La responsable de Laboratorio de Tuberculosis del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Graciela Tallacagua, confirmó que el 16% de los 6.500 pacientes con tuberculosis en la urbe alteña tiene VIH y son considerados pacientes de mayor complicación.
Asimismo, aclaró que estas personas no son apoyadas por su entorno familiar y menos social porque la tuberculosis continúa siendo un tabú en la sociedad.
Los pacientes co-infectados que son identificados con dos o más enfermedades, se convierten en un segundo grupo que genera mayor preocupación porque no se logra solucionar el problema social de ellos al evitar dar a conocer en qué condiciones se encuentran y el tiempo que requiere de tratamiento tanto a su fuente de empleo, como en su entorno familiar, factor que les obliga a abandonar el tratamiento y convertirse en un riesgo social.
Para la responsable de laboratorio, los pacientes con tuberculosis, en algunos casos, desconocen que tienen VIH y se oponen a una prueba rápida, y esta debe realizarse con el consentimiento del paciente. Este factor genera una segunda dificultad que generaría que el paciente no reciba los medicamentos de ambas enfermedades para ser tratados a tiempo.
“Si bien se ha detectado que el 16% es la cantidad de pacientes que tiene VIH, al momento existe otro número de personas que se resiste a aceptar realizar la prueba de VIH, pese a ser gratis y reservada”, explicó Tallacagua.
“Cuando detectamos un paciente con VIH, se debe realizar un monitoreo y el cumplimiento del suministro de medicamentos, con la finalidad de no disminuir las defensas y agudizársela enfermedad de la tuberculosis”, añadió.
Para la especialista, son las mujeres las personas más conscientes de aceptar hacerse una prueba rápida para descartar estar afectadas con el VIH, a diferencia del varón, quien niega esa posibilidad a pesar de evidenciarse que no logra recuperarse de la tuberculosis en el tiempo programado a diferencia de otros pacientes.
El suministro de medicamentos tanto para la tuberculosis como por el VIH-Sida es gratuito y se distribuye y es aplicado sólo en los centros de salud públicos.
TABÚ
Los profesionales del Sedes observan que la sociedad aún mantiene la tuberculosis como una enfermedad “tabú”, pese a que esta dolencia puede ser contagiada a otras personas en un ambiente público y logra generar consecuencias cuando la persona no tiene una adecuada alimentación, consume bebidas alcohólicas frecuenta fumar porque esta enfermedad está relacionada con poblaciones pobres.
“Ellos nos cuentan que prefieren no hablar porque los discriminan, no les dan el permiso suficiente para asistir a sus tratamientos y en la mayoría de los casos los despiden de sus fuentes de empleo sólo por esta afección. Este tipo de discriminación repercute en el aspecto psicológico de las personas quienes son afectadas y prefiere abandonar el tratamiento y generalmente son los varones por la falta de apoyo del entorno”, explicó.
La recomendación permanente es que una persona deba realizarse un análisis de tuberculosis cuando esta mantiene un proceso de tos permanente por más de dos semanas porque las bacterias se acumulan en los pulmones y se dispersan cuando uno llega a toser.
Existen universitarios, escolares, profesores, amas de casa, comerciantes, que están afectadas por la tuberculosis y aún continúan siendo relegados por la sociedad, factor que favorece o perjudica con el tratamiento.
Evitar el hacinamiento en la familia, mejora la calidad de alimentación y evadir el excesivo consumo de bebidas alcohólicas, que son los factores que favorecen a evitar esta antigua enfermedad, con la que incluso el libertador Simón Bolívar murió.
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